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domingo, 1 de julio de 2007

LA PIANISTA-ELFRIEDE JELINEK



Una novela estremecedora, brutal, despiadada que nos habla del poder: el poder de una madre sobre la hija, el poder de la hija sobre sus alumnos, sobre los hombres y la utilización de las mujeres. Novela de profusas e increíbles metáforas, comparaciones, un ingenio desbordante para imprimir las relaciones de madre e hija y de la hija con el entorno. Tenemos en esta narración de Jelinek una madre que crió a su hija o la educó para ser un genio de la música clásica, una pianista de renombre, algo que nunca logró y provoca en ellas una relación de amor-odio que las lleva hasta los golpes, una madre que obliga a su hija a dormir juntas en una gran cama, reflejo de un dominio enfermizo. Conocemos a una mujer, Erika, la hija, que producto de la represión a la que es sometida por su madre se convierte en un ser incapaz de sentir placer o dolor. Una persona que se introduce cuchillos en los genitales para sentir "algo", ver manar la sangre, usar sus propias manos es mejor que entregarse a las manos de otro. Sólo el peso de las artes tiene derecho a posarse sobre Erika. Es tan insensible como un trozo de pizarra bajo la lluvia. Profesora de conservatorio que busca en las espaciosas praderas del Prater de su Viena natal, entre árboles y arbustos a parejas que hacen el amor para observarlas agazapada tras las ramas y de esta forma, excitarse. Pero esta actividad no se transforma en placer para la pianista. Ella no siente gozo ni en sus prácticas sadomasoquistas, ni en su relación con Klemmer su alumno, diez años menor que ella a quien no deja que la penetre, pero que sí masturba hasta dejarlo a punto del clímax. El joven sufre. A ella le gusta mirar. Klemmer, quien siempre consideró a la mujer el caballo y al hombre su jinete, permitirá de esta forma que ella lo manipule. Erika Kohut nunca pierde el poder, al menos eso cree o nos hace creer. Encontraremos escenas de alto erotismo y furia incontrolable. Veremos cómo esta mujer de treinta y cinco años, sólo puede sentir la música. Nos encontraremos ante un desenlace que no podemos calificar de inesperado. Erika ha sembrado la hiedra, el veneno, la hiel en el corazón del joven músico y deportista y éste las arrojará con ira a su rostro, a su cuerpo. Erika ha crecido en una prisión y retornará a ella como parte del inventario del apartamento de su madre. Es su destino. La novela se hace larga, cae en demasiadas descripciones, asfixia, fluye efervescente, torrencial, irónica, demencial, en un peculiar estilo de escritura semejante a una navaja al vuelo. Elfriede Jelinek, habla sin tapujos de la realidad desconocida, nos asombra y deja trémulos con un lenguaje que no tiene ni soporta límites. Un lenguaje que define la crudeza en su máxima expresión. Crudeza que escapa a toda norma, a todo canon literario. Elfriede critica a su país, Austria, a las relaciones entre sexos, al capitalismo y entre medio, la protagonista de su novela, huele pañuelos con semen que encuentra abandonados en los parques de su país. Jelinek, desnuda todo lo políticamente correcto, las entretenciones burguesas, lo oculto, lo insano. Y lo hace sin ningún tapujo, sin pudores. Todo es violento en esta novela, hasta el amor, si es que existe. Hay una protesta, un grito de denuncia: el exceso de amor maternal o paternal, la exigencia de perfección, querer que los hijos realicen nuestros sueños, los transforma en seres inútiles, enfermos, desquiciados. Es de esta forma que Elfriede Jelinek rompe los esquemas de una literatura siempre acomodaticia, aburrida y mediocre. Toma con fuerza, sin vacilación, la pluma, una pluma que lucha contra el sentimiento común y rezuma tristeza, amargura, violencia y deprime, dejando en el corazón una sensación de vacío y desesperanza.
¿Será verdad que el amor hace que las mujeres se autoinfieran las más grandes heridas? ¿El cuchillo que hiere el hombro de Erika, representa el amor enfermizo, cargado de posesividad que las madres tienen por sus hijos?
Me resisto a creer que existan mujeres como Erika o su madre en la sociedad actual. Luego de leer y releer este libro no puedo dejar de decir:
Que tristeza más larga nos envuelve y deja en sombras este domingo primero de julio en Concepción de Chile.

Conclusion:

Los sentimientos son contradictorios, si para escribir buena literatura hay que plasmar tanto mal y horror que generan o se autoinfieren los seres humanos, habría que meditarlo largamente a solas con Dios y nuestra conciencia. Definitivamente Jelinek nos posiciona ante un precipicio, del cual espero que el Gran Hacedor nos libre. Y no es que no hubieramos descubierto a una escritora de excelencia. Nada que decir al respecto. La temática punza. Es un dedo hundido y restregado en la llaga del ser mujer. Debo decirlo claramente, si hay algo que no me agrada es que muestre a las mujeres como víctimas, las presenta exentas de neuronas, banales, siempre a la espera de un hombre que les salve la vida. Creo que existen en el planeta más mujeres inteligentes a las cuales la sociedad les niega la posibilidad de desarrollo que mujeres que deseen eternamente depender del capricho de un macho musculoso. No subestimemos a nuestro género. No en la literatura. Menos en la realidad.



Ingrid Odgers Toloza
La pianista
Die Klavierspielerin, 1983
Elfriede Jelinek
Traducción de Pablo Diener Ojeda
Circulo de Lectores
288 pp



La austriaca Elfriede Jelinek, una de las más destacadas y controvertidas escritoras contemporáneas de habla alemana, ha sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura. Autora de una gran obra lírica, narrativa y teatral, ganó reconocimiento internacional tras ser llevada al cine su novela 'La pianista' (1983), interpretada por Isabelle Huppert. Jelinek es la décima mujer galardonada con el Nobel de Literatura.
El jurado le ha concedido el premio, dotado con 10 millones de corones suecas (1,1 millones de euros, 1,36 millones de dólares) por "el flujo musical de voces y contravoces en sus novelas y obras de teatro, que con un extraordinario entusiasmo lingüístico revelan el absurdo de los clichés sociales y su subyugante poder".
La escritora se mostró sorprendida por haber sido honrada con el galardón y señaló que lamentablemente no podrá recogerlo personalmente en diciembre por motivos de enfermedad. "Por supuesto que me alegro, no tiene sentido negarlo, pero siento en realidad más desesperación que alegría. No me siento preparada como persona para hacer frente a la opinión pública. Así me siento amenazada", afirma Elfriede Jelinek en declaraciones recogidas por la agencia de prensa austriaca APA.
Siguiendo su talante crítico hacia su país natal, la escritora subrayó que no creía que Austria, pueda colocarse el premio "como flor de ojal".
La enfermedad de la que habla Jelinek es fobia social, que sufre desde hace años, "a intervalos regulares". "No puedo soportar las muchedumbres" asegura.

NOTAS EN LA WEB:

La pianista', la obra en que se basa la película de Michael Haneke, fue editada en castellano por Mondadori a principios de los noventa, al igual que 'Los excluidos'. Ya ha anunciado que reeditará la primera en noviembre. Pero se trata de una autora prácticamente descatalogada, y la puja por los derechos de sus títulos está abierta. 'La pianista' obtuvo el Gran Premio del Jurado en Cannes 2001.
'El ansia', traducida por Carlos Fortea, fue publicada en su día por Versal (Anaya) y que ahora editará Destino (Planeta). Además, El Aleph Editores publicará en enero de 2005 la novela 'Las amantes' (1975). En catalán aparecerá de la mano de Editions 62. Su editora alemana es Rowohlt.
"Soy elogiada como autora dramática cuando en realidad yo no sé nada de teatro. Escribo contra el teatro. No me imagino nada más absurdo que personas vivas en un escenario", aseguró en su día la autora. Controvertida y polémica, Elfriede Jelinek fue ganadora en 1998 del Premio Georg Büchner , la más alta distinción de la lengua alemana. Entre sus novelas figuran 'Los amantes', 'Los excluidos', 'El ansia' y 'La pianista'.
Crítica social
Entre sus preocupaciones figuran la crítica social, el análisis de la condición de la mujer y el desarrollo de un lenguaje propio, muchas veces devenido en verdadero protagonista de sus obras. Feminista a ultranza y defensora de las ideas de la izquierda, Elfriede Jelinek ha sufrido en su país el ataque de los partidos de derecha y, tras la llegada al Gobierno de Jörg Haider, sus obras fueron prohibidas en los teatros públicos austriacos.
Elfriede Jelinek nació el 20 de octubre de 1946 en Mürzzuschlag (Estiria), y se crió en Viena. Con raíces checo-judías, a los cuatro años recibió clases de ballet y francés, más tarde una amplia formación musical.
En 1960 empezó a estudiar piano y composición en el Conservatorio de Viena. Después de su Abitur (bachiller alemán) se matriculó en la Universidad de Viena y estudió Ciencias del Teatro e Historia del Arte. En 1967 interrumpió sus estudios y comenzó a escribir. Lírica y textos en prosa aparecen en antologías y revistas literarias, antes de la publicación de su primer libro 'Wir sind Lockvögel baby' (Somos reclamos, baby') en 1970.
También traducción y cine
Actualmente Elfriede Jelinek figura entre los autores contemporáneos de habla alemana más importantes. En 1979 se estrenó su primera obra de teatro, 'Was geschah, nachdem Nora ihren Mann verlassen hatte oder Stützen der Gesellschaften' ('Lo que ocurrió después de que Nora abandonara a su marido o los pilares de las sociedades'), seguida desde entonces por otros textos teatrales. Jelinek ha entrado también en el terreno cinematográfico y radiofónico, así como la traducción al alemán de autores estadounidenses.
La austriaca es la décima mujer que ha sido premiada con el Nobel, después de la sueca Selma Lagerlöf (1909), la italiana Grazia Deledda (1926), la noruega Sigrid Undset (1928), la estadounidense Pearl S. Buck (1938), la chilena Gabriela Mistral (1945), la alemana Nelly Sachs (1966), la surafricana Nadine Gordimer (1991), la estadounidense Toni Morrison (1993) y la polaca Wislawa Ssymborska (1996).

RECEPCIÓN DEL PREMIO NÓBEL:

El filólogo Miguel Sáenz, traductor del alemán de las obras de Günter Grass, cree que la austriaca Elfriede Jelinek "ha sido galardonada por feminista" y ha declarado que "el Premio Nobel le viene sumamente grande". Por el contrario, el escritor austriaco Peter Handke ha definido a su compatriota como una autora que "da siempre en el clavo".
Sáenz, que tradujo para el Instituto Goethe una obra de teatro de Jelinek, 'Clara S.' (Clara Schumann), admitió que la galardonada es autora "de una obra interesante" y que "escribe muy bien debido a su excelente oído musical", lo que juzgó "insuficiente" cuando "hay muchos autores por ahí que se lo merecían más".
Jelinek ha escrito sobre todo muchas obras de teatro, "algunas detestables", opinó el traductor citando 'Bambyland', que pudo ver este verano en los escenarios, y en general calificó su teatro de "desigual".
De su fuerte personalidad, Sáenz puntualizó que Jelinek es "una mujer sensible y tímida, se nota que es pianista de profesión; la película con ese título se basaba en un libro suyo".
Reconoció también "su excelente estilo, con unas frases estupendas, cualidad de casi todos los autores austriacos dado su magnífico oído para la música".
Aunque Sáenz elogió sus primeras novelas, entre ellas una titulada 'Las amigas', que calificó de "excelente", comentó que Jelinek se ha hecho más famosa como escritora fuera de su país, principalmente en Alemania.
"Quiere ser un poco provocadora, es contestataria y rebelde, ataca a la institución con cierto sentido del humor; creo que ha querido colocarse en la estela de Thomas Bernhard, pero sin duda no llega a su altura", opinó.
"Si la academia sueca decidió darle el Nobel, lo atribuyo a que es una mujer combativa, muy liberal, y desde el punto de vista feminista supongo también que una figura importante", concluyó Sáenz, que es premio Nacional de Traducción.
'Emocionado hasta las lágrimas'
Por el contrario, el dramaturgo y director del Berliner Ensemble, Claus Peymann, se declaró "emocionado hasta las lágrimas" por la elección de Elfriede Jelinek para el Nobel de Literatura, frente al escepticismo de la crítica ante el mérito literario de la autora.
"Se equivocan quienes creen que le han dado el premio por la cuota femenina", aseguró Peymann, compatriota de la premiada y, antes de asumir las riendas del Berliner Ensemble, director del legendario Burgtheater de Viena. Jelinek es "la Casandra de la literatura y el teatro contemporáneos en alemán", dijo Peymann.
Handke, entusiasmado
"¿De verdad? Increíble, no me lo puedo creer, ¡Espera que me siente!", expresó Handke a la agencia austriaca de noticias APA desde su casa en París al conocer la noticia.
"Es una escritora de nuestro tiempo y siempre da en el clavo", aseguró el escritor austriaco, que como suele ocurrir con otros de los mejores literatos de su país, como el ya fallecido Thomas Bernhard o la propia Jelinek, recibe mejores críticas fuera de Austria.
Uno de sus colegas, el escritor austriaco Robert Schindel, mostró, también en declaraciones a APA, su "sorpresa total", así como una "alegría increíble" y subrayó que la distinción a esta "grandiosa y brillante literata" será útil también para el sector de la población austriaca crítica hacia el actual Gobierno conservador.
Por su parte, el partido del populista Jörg Haider, el FPÖ, ha afirmado, en un comunicado de prensa, que la ganadora del Nobel "disfruta arrastrando a Austria por la suciedad".
El FPÖ ha tenido una difícil relación con la autora, hasta el punto de colocar carteles en las elecciones locales de Viena de 1995 en las que representaban a Jelinek como la antítesis del arte y la cultura.
Difícil traducción
Por su parte, el profesor de Lengua y Literatura Alemana de la Universidad de Alcalá de Henares Georges Pichler destacó de la autora que está "comprometida políticamente", polémica, "porque llama a las cosas por su nombre". Su escritura, añadió, es "muy densa, muy compleja y muy elaborada".
"Es un problema traducirla porque trabaja mucho con el lenguaje, con juegos de palabras que no se pueden traducir y con referencias culturales, especialmente del campo austriaco, que tampoco se pueden traducir", afirmó.
Para este profesor, la escritura de Jelinek llega a ser a menudo "metaliteratura" porque "escribe partiendo de otros textos, de citas", especialmente de filósofos y de románticos alemanes.
Finalmente, el germanista Arno Gimber, profesor de Literatura Alemana de la Universidad Complutense de Madrid, ha destacado la influencia de la música en la obra literaria de Jelinek. Los estudios de música (piano, órgano y composición) que realizó en su infancia se han trasladado a sus obras literarias, desde novelas como 'La pianista' hasta obras de teatro como 'Clara S.', la esposa de Schuman.


LA BIOGRAFÍA: No sé si los datos biográficos nos ayuden a comprender mejor a un autor. Borges dice: Cada uno se define para siempre en un solo instante de su vida, un momento en el que un hombre se encuentra para siempre consigo mismo. Quizá es posible percibir esta sensación básica y definitiva hacia la vida propia en la biografía. Al recordar su infancia, Jelinek percibe la soledad y el aislamiento como emociones principales, soledad como refugio ante el mal matrimonio de sus padres, más adelante, ante la enfermedad de su padre. Perplejidad, incertidumbre, trastorno, son los principios dominantes de su autoapreciación. Predomina el registro de constantes rupturas que, a la vez, parecen ser el hilo conductor de su obra, rupturas que son implacables y catastróficas. De esas sensaciones primarias se deriva un juicio hacia la sociedad como inhumana y una percepción de las reglas de convivencia, como desastrosas. Consecuentemente con esa postura vivencial va su compromiso político: Jelinek milita en el Partido Comunista de Austria de 1974 a 1991 a fin de que en Austria hubiera una voz crítica. 0pina de que a pesar de haber apoyado a un sistema inhumano, los comunistas tenían, por lo menos, una exigencia moral más allá de sí mismos. Al dejar el Partido Comunista dice:
{Pareciera que el capitalismo ha vencido. Entonces se puede segregar, sin castigo, a la marxista y a la feminista. Porque somos, tan obviamente, los perdedores. Pero la idea del socialismo en sí no es obsoleta. Quizá uno puede ser socialista tan sólo cuando el socialismo ya no reina en ninguna parte – en el sentido de una utopía cristiana temprana. Lo único que aún cuenta es comportarse decentemente y hacerse lo más ligero posible a la tierra.] (Elfriede Jelinek, Raststätte oder Sie machens alle.- Ed.: Burgtheater Wien, Programmbuch Nr. 130, 5. November 1994, p.54f.}

Incide activamente en la opinión pública austríaca, claro, para disgusto de los medios masivos y del “hombre pequeño” que nunca toleran actitud crítica alguna tildándole como “persona que ensucia el nido”, por cierto, un destino que comparte con autores tan célebres como Thomas Bernhard. Jelinek escribe literatura rabiosa y rebelde, inconforme, en sus palabras: Pego con el hacha. Le interesa el punto preciso donde la crueldad latente y determinante de las relaciones interpersonales se agudiza en las relaciones de poder, expresado con frecuencia a través del tema del sufrimiento de la mujer en la sociedad. Pego con el hacha. La rebeldía es el leitmotiv en la vida y en la obra de Elfriede Jelinek. Con el hacha pega también al lenguaje del que dice que el lenguaje propio hay que sacarlo del basurero lingüístico que todos usamos y que consta de frases huecas y vacías y que hay que usar para encontrar, finalmente, su propio lenguaje. ... einen eigenen Gebrauch von der Sprache machen, die Wirklichkeit aus der Wirklichkeit herauszerren. (schreiben müssen, 20.12.2003, Die Presse) { ... hacer un uso propio del lenguaje, arrancar la realidad de la realidad}. En esta recurrencia al lenguaje se inscribe en toda una tradición literaria en Austria, cito a manera de ejemplos la carta de Lord Chandos de Hugo von Hofmannsthal, quien se dice incapaz de nombrar las cosas, la filosofía de Wittgenstein y sus juegos de lenguaje, Claudio Magris acuñó un término descriptivo para esta obsesión por el lenguaje en el “mito de los Habsburgo en la literatura austríaca” en que se refiere a la falta de lo explícitamente político y la concentración al lenguaje. Pero también autores como Peter Handke ven en la reflexión al lenguaje un instrumento indispensable para su manejo literario.
Jelinek pega con el hacha también las relaciones existentes entre hombres y mujeres, imbricados por los juegos de poder entre los sexos, por la impotencia de la mujer en una sociedad machista. No quiero a los hombres pero preciso de ellos. Las precursoras más eminentes de Jelinek son Ingeborg Bachmann y Marlen Haushofer, ambas comprometidas con el imperio invisible, las nociones específicas de creación y de escribir de las mujeres. Contemporáneas de ella serían Marlene Streeruwitz, Elisabeth Reichart, Marie-Thérése Kerschbaumer, las tres comprometidas rastreando los destinos femeninos en la historia. Jelinek trabaja como traductora (Pynchon, Feydeau) y ensayista, principalmente escribe prosa y teatro, pero en su haber se encuentra también poesía (Lisas Schatten). Enseguida daré un pequeño resumen de sus obras más relevantes y fechas de publicación:
wir sind lockvögel, baby! 1970
Michael. Ein Jugendbuch für die Infantilgesellschaft, 1972
die liebhaberinnen, 1975 (Las amantes. Traducción de Susana Cañuelo y Jordi Jané. El Aleph, Barcelona, 2004}
was geschah, nachdem nora ihren mann verlassen hatte, 1979
die ausgesperrten, 1980 (Los excluídos]
Clara S., 1981
Die Klavierspielerin, 1982 (La pianista. Traducción de Pablo Diener. Mondadori, Barcelona 2004}
oh wildnis, oh schutz vor ihr, 1985
Lust, 1989 (Deseo. Traducción de Carlos Fortea. Destino, Barcelona, 2004}
totenauberg, 1992
Raststätte oder Sie machens alle, 1994

1 comentario:

  1. brutal novela muy merecido el premio nobel el comentario y analisis capta la esencia de esta novela, un analisis muy critico que trasmite con crudeza el alma atormentada de la protagonista, espero su critica de otros libros para comparar la percepcion que se recibe del libro(al leerlo) y de la critica.

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