COMENTARIO
EL BARCO DE LAS SEMILLAS
DE ANDRÉS CASTILLO
EDICIONES ORLANDO 2024
Ezequiel 36:26-28
Reina-Valera 1960
26 Os daré corazón nuevo,
y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el
corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra. 28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros
padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.
El autor expresa: “Al escribir nos
conectamos con la dimensión del sentido, que es la dimensión de la vida
espiritual que lo unifica todo.”
Cierto, este libro es un camino para
tomar contacto con nosotros mismos, para unir nuestro espíritu con el Espíritu
de Dios en busca de un objetivo: crecer.
Crecer nos llama al cambio. El
significado del cambio es fundamental en la teología cristiana y se refiere a
la transformación espiritual que experimenta una persona cuando acepta a
Jesucristo como su Salvador y Señor. Si nos adentramos aún más en esta meditación,
este cambio implica varios aspectos, entre otros:
Nueva vida en Cristo: Esto significa que
experimentan una transformación interna, donde el Espíritu Santo entra en sus
vidas y comienza a cambiar sus corazones y mentes.
Crecimiento espiritual: Es un evento
único, sino un proceso continuo de crecimiento espiritual
En resumen, el cambio implica una
transformación completa de la persona, desde la reconciliación con Dios hasta
una nueva forma de vivir y relacionarse con los demás. Es un proceso continuo
de crecimiento espiritual y conformación a la imagen de Cristo.
En relación al texto, encontramos la
unión de la pasión por la escritura con la acción y el espíritu de Dios, de
forma de alcanzar la sanidad interior, que es perdonar y pedir perdón en solitario
silencio y cavilación profunda, con la finalidad de lograr el progreso
espiritual que requerimos —y que es cada vez más escaso— en este mundo árido, tumultuoso
y violento para lograr un desarrollo o crecimiento personal integral tan
necesario en estos tiempos para hombres, mujeres y niños, niñas.
Pedimos perdón y perdonamos para sanar,
y alcanzar la piedra fundante que es Cristo en nosotros. Seguimos en la obra de
Andrés, el viaje por las estaciones de Cristo camino al Calvario hasta ver la Gloria
de su resurrección en una serie de pasos que seguiremos en busca del
crecimiento.
Este viaje literario de búsqueda,
anhelante y serena, hacia la sanidad a través de Cristo o puestos los ojos en
Cristo autor y consumador de la Fe, conduce con sencilla humildad hacia la Fe
en Dios, cuya creencia implica la aceptación de Jesús de Nazareth, dos
naturalezas, humana y divina, en una sola persona divina - unión hipostática[1].
Este libro, sin duda es un faro real, verdadero que nos trae la esperanza en
los brazos de Dios para renacer y levantarnos como personas más fuertes, pero a
su vez, más llenas de amor y misericordia.
El ejercicio esencial y único que
propone Andrés y que este se denomine “El barco de las semillas”, es un bálsamo
para el alma.
[1]
La unión hipostática es el término usado
para describir cómo Dios el Hijo, Jesucristo, tomó una naturaleza humana,
permaneciendo al mismo tiempo como Dios. Jesús siempre ha sido Dios (Juan 8:58; 10:30), pero en la encarnación, Jesús tomó forma humana (Juan 1:14). Jesús es la suma de la naturaleza humana y la divina - es
el Dios-hombre. Esta es la unión hipostática, Jesucristo, una Persona,
totalmente Dios y totalmente hombre
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