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martes, 15 de agosto de 2023

COMENTARIO LITERARIO NOVELA ORLANDO DE VIRGINIA WOOLF

 

COMENTARIO ORLANDO

VIRGINIA WOOLF

 COMENTARIO ORLANDO

VIRGINIA WOOLF

 

 Publicada el 11 de octubre de 1928


Por Ingrid Odgers Toloza

Esta obra, nos parece que fue concebida como una parodia del género biográfico muy característico del período victoriano, el lugar común pertenecía a los hombres, y es parte del vanguardismo literario de Inglaterra a principios del siglo XX. 


En Orlando, la autora juega con las aquiescencias del género novelístico de la misma forma que juguetea con las convenios de la biografía. Está empapada de evocaciones Shakespearianas, con  menciones a las tramas de Otelo, así como al Orlando enamorado de Boiardo— poema épico escrito por el autor renacentista italiano Matteo Maria Boiardo en el año 1486 y al Orlando furioso de Ariosto—poema épico caballeresco- publicado en 1532. Obras cuya temáticas tiene relación con la traición, los celos y el laberinto de las relaciones humanas.


El protagonista,  es un joven aristócrata, andrógino de vida asombrosamente longeva, ya que el relato de su vida se inicia en el siglo XVI, en plena época Isabelina y finaliza a principios del siglo XX (en el mismo año en que se publicó la novela, en 1928), sin haber envejecido y tras sufrir un misterioso cambio de género.

La prosa de Woolf es poética, espinosa—no es fácil de comprender— y llena de símbolos, en esta novela reluce su escritura con magnificencia. Describe con pormenores los campos ingleses, narra las características del desierto, las particularidades de la vestimenta, integra escenarios festivos, e indica soliloquios de la protagonista con maestría.  Es muy cierto que a veces incomodan las numerosas reflexiones. Como toda obra de Virginia nos desconcierta.

 Virginia Woolf, magníficamente creativa,  y adelantada a su época, nos hace “ver” el alma y el espíritu de hombres y mujeres. Nos indica lo que tenemos en común y la irrelevancia que tiene el sexo, únicamente importa la persona, hay libertad en el amar y que la estructura social que nos rige se desvanece en la intimidad, que la ambigüedad es una opción como otra cualquiera, No hay que escandalizarse, ni dar explicaciones, porque tu vida es tuya. Solamente tuya. Orlando siempre es y será Orlando, independiente de su sexo siempre es el mismo. Orlando.

 

Fragmentos del libro:

 

"Pero si había dormido, ¿de qué naturaleza -no podemos dejar de preguntar- son los sueños como ése? ¿Son medidas reparadoras -letargos en que los recuerdos más dolorosos, los hechos capaces de invalidar la vida para siempre, son rozados por un ala oscura que les alisa la aspereza y los dora, por feos y mezquinos que sean, con un resplandor, una incandescencia? ¿Es preciso que el dedo de la muerte se pose en el tumulto de la vida de vez en cuando para que no nos haga pedazos? ¿Estamos conformados de tal manera que no nos haga pedazos? ¿Estamos conformados de tal manera que diariamente necesitamos minúsculas dosis de muerte para ejercer el oficio de vivir? Y entonces, ¿qué raros poderes son ésos que penetran nuestros más secretos caminos y cambian nuestros bienes más preciosos a despecho de nuestra voluntad?"

 

"Con la puerta cerrada y la seguridad de estar solo, sacaba un viejo cuaderno, cosido con una seda robada del costurero de su madre, y rotulado con letra redonda de colegial: "La Encina, Poema." Escribía en él hasta mucho después de la medianoche. Pero como por cada verso que agregaba borraba otro, el total, a fin de año, solía ser menos que al principio, y era como si, a fuerza de escribirlo, el poema se fuera convirtiendo en un poema en blanco."

 

"Dio en cavilar si la Naturaleza era bella o cruel; y luego se preguntó qué era esa belleza; si estaba en las cosas mismas o sólo en ella, y así pasó al problema de la realidad, que la condujo al de la verdad, que a su vez la condujo al Amor, la Amistad y la Poesía (como antes en la colina del roble); y que le hicieron anhelar, como nunca, una pluma y un tintero.

'¡Quién pudiera escribir!' gritaba (pues tenía el prejuicio literario de que las palabras escritas son palabras compartidas)."

 

"... la poesía puede corromper más seguramente que la lujuria o la pólvora."

 

"Afortunadamente, la diferencia de los sexos es más profunda. Los trajes no son otra cosa que símbolos de algo escondido muy adentro. Fue una transformación de la misma Orlando la que determinó su elección del traje de mujer y sexo de mujer. Quizá al obrar así, ella sólo expresó un poco más abiertamente que lo habitual - es indiscutible que su característica primordial era la franqueza- algo que les ocurre a muchas personas y que no manifiestan. Por diversos que sean los sexos, se confunden. No hay ser humano que no oscile de un sexo a otro, y a menudo sólo los trajes siguen siendo varones o mujeres, mientras que el sexo oculto es lo contrario del que está a la vista."

 

"Tenía amantes de sobra; pero la vida, que al fin y al cabo no carece de toda importancia, se le escapaba."

 

"Sólo podemos creer enteramente en lo que no podemos ver". (p.145)

 

"... el manuscrito de su poema "La Encina". Lo había llevado consigo tantos años, y en circunstancias tan azarosas, que muchas páginas estaban manchadas, algunas rotas, y la carencia de papel entre los gitanos había forzado a aprovechar los márgenes y cruzar las líneas hasta que el manuscrito parecía un zurcido prolijo. Volvió a la primera página y leyó la fecha 1586, en la antigua letra de colegial. ¡Casi trescientos años que estaba trabajándolo! Ya era tiempo de concluirlo." p.172

 

"Porque parece -su caso era una prueba- que escribimos, no con los dedos, sino con todo nuestro ser. El nervio que gobierna la pluma se enreda en cada fibra de nuestro ser, entra en el corazón, traspasa el hígado." p. 177

 

"Habiendo interrogado al hombre y al pájaro y a los insectos (porque los peces, cuentan los hombre que para oírlos hablar han vivido años de años en la soledad de verdes cavernas, nunca, nunca lo dicen, y tal vez lo saben por eso mismo), habiendo interrogado a todos ellos sin volvernos más sabios, sino más viejos y más fríos -porque, ¿no hemos, acaso, implorado el don de aprisionar en un libro algo tan raro y tan extraño, que uno estuviera listo a jurar que era el sentido de la vida?-, fuerza es retroceder y decir directamente al lecto que espera todo trémulo escuchar qué cosa es la vida: ¡ay!, no lo sabemos." p. 197

 

"El manuscrito, que yacía sobre su corazón, empezó a latir y a agitarse, como si fuera vivo, y (rasgo más raro e indicio de la fina simpatía que había entre los dos) a Orlando le bastó inclinarse para entender lo que decía. Quería que lo leyeran. Exigía que lo leyeran. Era capaz de morírsele sobre el pecho si no lo leían. Por primera vez en su vida, Orlando se rebeló contra la naturaleza. Había a su alrededor profusión de dogos y de cercos de rosas. Pero ni los dogos, ni los cercos de rosas pueden leer. Esa lamentable imprevisión de la Providencia nunca la había impresionado. Sólo los seres humanos tienen ese don. Los seres humanos eran imprescindibles." p. 198

 

"Al pensar esas cosas, el túnel infinitamente largo en que ella había estado viajando por centenares de años se ensanchó; penetró la luz; sus pensamientos se templaron misteriosamente como si un afinador le hubiera puesto la llave en el espinazo y hubiera estirado mucho sus nervios; al mismo tiempo se le aguzó el oído; percibía cada susurro y cada crujido en el cuarto, hasta que el tic-tac del reloj sobre la chimenea fue como un martillazo." p. 216

 

"¿Qué revelación más aterradora que la de comprender que este momento es el momento actual? La conmoción no nos destruye, porque el pasado nos ampara de un lado y el porvenir de otro. Pero no queda tiempo de meditar: Orlando estaba en retardo." p.217

 

"Sombras y perfume la envolvieron. Eliminó el presente como si fueran gotas de agua hirviendo. Ondulaba la luz como telas livianas ahuecadas por una brisa de verano." p.217




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