EL LUGAR
DONDE ESTUVO EL PARAÍSO
CARLOS
FRANZ
EDITORIAL
PLANETA -1996
Por Ingrid
Odgers Toloza
El lugar donde estuvo el paraíso (1996) fue primer finalista del Premio Planeta de Argentina
y se llevó al cine en 2002 con Gerardo Herrero como director.
En esta obra de Franz, nos encontramos una
protagonista principal, la hija del Cónsul, que es a su vez narradora. La narración
corresponde a un racconto, una narración retrospectiva del pasado, en términos
simples: parte con una evocación.
Se advierte que la protagonista posee el complejo de
Edipo —Actualmente, el concepto de complejo de Electra ha caído en desuso
siendo sustituido por el de Edipo para ambos sexos—. Este es un complejo por el
que una mujer, manifiesta amor excesivo por su padre y rivalidad hacia su madre,
en este caso rivalidad hacia la amante de su padre. Los otros personajes se
componen entonces por su padre, la amante nativa del Amazonas y exbailarina. Hay
varios personajes secundarios: el representante de la policía, un excónsul de Iquitos
y un investigador que busca a un fugitivo político, y el mismo fugitivo político.
Su padre nombrado siempre en la narración como el Cónsul,
tiene casa y pareja, una misteriosa y bella joven loretana algo mayor que su
hija. El clima de Iquitos es pegajoso, se mueve entre un excesivo calor
desesperante y lluvias y/o tormentas monstruosas y está descrito con considerable
detalle, que a veces nos parece denso, lánguido, en la página N° 170 encontramos
el quid del título: “Quizá este infierno sea el sitio donde una vez estuvo el
Paraíso…”
Existe una velada crítica de la protagonista en
relación a su padre, el Cónsul de un país que tampoco se nombra, pero suponemos
que es Chile, nuestro país por la dictadura existente en la época del libro.
Ocurre que el Cónsul se ha pasado la vida viajando de país en país, según destinaciones
que él mismo se permite solicitar, es un hombre que no es apegado a la familia ni
a tradiciones, su único interés es viajar, estar lejos de su país. Así se ha
pasado su vida.
El Cónsul se niega a echar raíces, él había tomado
distancia para ver la vida desde donde uno no puede hacer ni recibir daño:
desde el exterior.
Para su hija es un apátrida, para el lector un hombre
que huye permanentemente de los países donde se encuentra, la razón la desconocemos.
Como hija de padres separados, la protagonista pasa cada período de vacaciones viajando
con su padre o donde se encuentra destinado el Cónsul. A sus diecinueve años
luego de dos años sin ver a su padre, ella viaja de vacaciones Iquitos, para
reencontrarse con su padre. Pero esta vez, su padre tiene pareja, digamos que
acá está el centro de la trama.
Es esta una novela de excelencia. Carlos Franz, como buen hijo de diplomático escribe de lo que sabe, de lo que conoce y lo hace de forma magistral, se nota el dominio de la ciudad que describe y su lenguaje literario es notable, llama la atención las numerosas metáforas, imágenes y/o comparaciones que utiliza, algo bastante inusual en los narradores. Son notables.
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