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martes, 15 de septiembre de 2020

EL CIELO DE ACERO de Daniela Castillo Valenzuela



EL CIELO DE ACERO

Daniela Castillo Valenzuela

Ediciones Orlando - 2020

 






 A MODO DE PRÓLOGO

Como editorial y como escritora, es nuestro interés visibilizar la narrativa escrita por mujeres que se mueven más allá de los márgenes del realismo.

Es factible decir que en este milenio han surgido varias voces a nivel nacional e internacional de literatura fantástica.  Se visibiliza poco en los cánones literarios o en los estudios académicos, o en los premios literarios. Esto impide el conocimiento del panorama de lo fantástico y de la ciencia ficción, así como la producción cultural de las mujeres. La creación de textos fantásticos o ciencia ficción en la región, es escasa.

Dicho esto, hablaremos de El Cielo de Acero, que es la ópera prima de Daniela Castillo Valenzuela, escritora de la región del Biobío de Chile.

Esta obra literaria transita por el género de la ciencia ficción, y lo brillante, el esplendor de este género es que desafía los límites de lo posible. Daniela reta esta frontera, haciendo que sucedan en su mundo hechos fuera de lo común, la ciencia y la tecnología aún no han descubierto los avances de los que habla, en su mundo rigen una serie de normas especiales, fantásticas, alucinantes.  Existe la magia, los seres humanos son capaces de viajar a otros mundos, los avances de la ciencia, son extraordinarios y sus protagonistas pueden volar.

Me recuerda, esta narrativa, a la escritora chilena, María Elena Aldunate y su cuento Juana y la Cibernética, la presente obra no tiene el erotismo con el que trabaja María Elena, pero si su fantasía desbordante.

Asimismo, me trae a la memoria el texto de Isaac Asimov, Yo, robot, obra creada a base de cuentos cortos de ciencia ficción concatenados donde las historias se pueden leer por separado, y comparten el tema de la interacción entre humanos, robots y moralidad, y cuando se combinan cuentan una historia más amplia: la historia ficticia de la robótica según Asimov. A su vez, vienen a mi mente, María Luisa Bombal, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ray Bradbury, etc.

En la obra de la autora Castillo Valenzuela, destaca el paisaje y la naturaleza, que describe con belleza y armonía y deja de manifiesto su porte contemplativo y su capacidad descriptiva. Una brisa misteriosa se desliza desde el primer capítulo que atrae y despierta inquietud.

Una serie de elementos nos señalan que estamos ciertamente, en un mundo irreal: energía solar, un pendrive en el vehículo que registra posibles enfermedades virales, los signos vitales, la temperatura, una implantación de microchip, computadoras embutidas en muros, brazos metálicos, autopistas en el aire, microchip incrustados que abren las puertas, etc.

De esta forma nos insertamos en la narrativa fantástica, donde lo imposible se hace probable, irremediablemente. Sin duda, la ciencia ficción y la fantasía, tal como esta novela, promueven el aprendizaje, despiertan la imaginación y nos permiten entender (y desafiar) la ciencia. Y de esta forma, la autora, cuestiona no tan solo los límites de la ciencia, sino que devela la frágil base de las creencias morales y éticas, además de la necesidad de hacerlas flexibles, dinámicas y capaces de ajustarse a nuestra realidad actual y futura.

Pero no solo de características físicas irreales trata esta novela, sino que aborda algunos de los siete pecados capitales de nuestro tiempo, tales como: la ira, soberbia, la envidia, la avaricia y que nos indica, que estos no solo habitan en los humanos sino también en los seres de otros mundos. La vanidad navega en la ciudad llamada Ámbar junto a la exacerbación del físico de la mujeres (nos movemos en una escuela de modelos), esto nos decepciona un poco, ya que una espera que en  mundos futuros este tipo de alimañas dejen de ser un agobio no solamente en los humanos sino también en estas aparentemente, perfectas máquinas que no lo son tanto, una verdadera contradicción que golpea y  de pronto abruma al lector como los hologramas que se muestran en el cielo pleno de publicidad de tiendas virtuales. Nada muy diferente al bombardeo publicitario que nos asalta cotidianamente en nuestra vida real tanto en la TV como en los sitios Web y celulares. Acá un fragmento de párrafo:

“No hemos madurado, siempre vamos por más y más… No nos satisfacemos tan fácilmente. Pero lo importante es florecer. Por cada bocado que rechazas, por cada dosis de Polvo Rosa que le das a tu cuerpo, te haces daño y tapas el sol con un dedo. Tarde o temprano ese motor se desgastará y no habrá forma de volver atrás…—finalizó con seriedad Camila.

Alondra suspiró y una lágrima acarició sutilmente su muñeca vendada.”

Ahora, tenemos que esta escritura lleva consigo también la Fe, que se manifiesta en el rezo, un diálogo con Dios, donde recibir la eventual respuesta es sí o sí, una cuestión de fe. Pero, como las aguas no son apacibles en este mundo futuro, también el texto da cuenta del uso de estimulantes, de drogas y egoísmo. Algo muy importante de distinguir, la protagonista es profundamente humana y eso se agradece a Daniela, porque queramos o no, nos vemos reflejadas en su obra.

Es esta una obra que se destaca por su inocencia, pureza, calidez y por la nitidez de su escritura. La conjugación de los elementos, la profundidad del análisis y la calidad de su estructura narrativa. Decimos hoy que su novela es futurista o de ciencia ficción, pero tal vez pasado el tiempo, al igual que a Julio Verne (De la tierra a la luna), o Marshall Mc Luhan (The Medium is the Message), la llamaremos profeta.

 

Como de costumbre, el lector tiene la última palabra.

 

Ingrid Odgers Toloza

Escritora-editora

 

 

Concepción de Chile, septiembre 14 del 2020 - 23:57 p.m. 

1 comentario:

  1. En un futuro no muy lejano, Alondra junto a dos hermanas y un joven, emigran de una zona rural, se insertan en una ciudad sistematizada y gobernada por un ente de inteligencia artificial capaz de sentir, pensar y juzgar.
    La escasez de recursos naturales y alimentos, el calentamiento global, acelera y prioriza la industria de la robótica, incentiva la fabricación y utilización de ciborgs, androides y robots en reemplazo del recurso humano
    que al no ser perfecto, pasa a ser especie de ultima categoría en una sociedad que se extingue como tal aunque intenta perdurar mediante el uso de las máquinas. No obstante el conflicto por el poder central y la rebeldía persistirán, exterminando finalmente los los sueños tanto de los unos como de los otros. La aventura por progresar se transforma en una lucha por sobrevivir en un mundo fantástico.
    Interesante y sobre todo entretenida novela cuya historia Daniela la cruza rápido por lo que gustará tanto a jóvenes como a personas mayores.

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