DAVID GOLDER
IRENE Nèmirovsky
BERNARD GRASSET, 1929
EDICIONES GRIJALBO, 1987
Por Ingrid Odgers
David Golder es la
primera novela que escribió Irene Nèmirovsky,
y que en 1929, envió a la Editorial Grasset. Como suele suceder en los grandes
talentos artísticos, y en este caso literarios, la falta de confianza en sí
misma y en su obra, la llevó a enviar dicha novela sin su nombre ni su
dirección por el temor a su rechazo, lo que obligó al editor, a publicar un
anuncio en la prensa para llegar a conocer a su autora en este caso.
Irene,
nos presenta la vida, los últimos años de un millonario judío con un pasado
mísero, extremadamente pobre. Un pasado de lucha y continuo sacrificio para ascender a una nueva y
acomodada posición social y material, en la alta sociedad francesa.
El
presente de Golder, atraviesa por una complicada situación de salud y alguno
que otro altibajo económico. Pero, esto es insustancial, en cierta forma la
autora trata de decirnos:
¿Cuán
importante es poseer riqueza?
¿Es
la riqueza fuente de felicidad?
¿Tiene
sentido vivir para buscar la riqueza?
¿Cuál
es el precio de la ambición, de la competencia?
¿Estamos
dispuestos a pagarlo?
¿Es
posible superar nuestro pasado?
La
pobreza espiritual atraviesa toda la obra, de Irene Nèmirovsky, considerando la pobreza espiritual como la falta de honestidad, de
sensibilidad, de gratitud, de humildad, de prudencia, de respeto y falta de
responsabilidad, unida a la
tremenda soledad de un hombre que dedica toda su vida a amasar una fortuna,
llegando a la edad mayor adulta a moverse en un entorno tóxico, lacerante,
inadmisible para el humano común.
La
claridad que el amor y afectos no son adquiribles, no son productos del
marketing, no se encuentran en un mall, no se hayan en una sociedad de consumo,
ávida de caprichos y plena de futilidades, es patente en este trabajo escritural
que nos insta a movernos con cautela en un mundo competitivo, cruel, desarraigado
de amor y solidaridad, evitar caer entre las rejas de la banalidad, la
deslealtad, la infidelidad descarada, la hipocresía y la falta de amor al
prójimo en términos dolorosos y exponenciales.
Es
esta una estética asfixiante que nos sitúa en el fin de nuestros días, en el
balance final de la vida hecha y escrita en los márgenes sofocantes de “hacer
dinero” sin hacernos el tiempo para sembrar amor, el amor que edifica y
construye lazos eternos, insondables, puros, límpidos, donde los intereses del
entorno no sean materiales sino contribuyan al desarrollo del espíritu y la
humanidad de las personas.
Irene
Nèmirovsky, refleja una realidad que aun sobrevive en el siglo XXI y tal vez
este aspecto unido a su escritura que posee un gran manejo de lenguaje, siendo
clara y vital, la mantiene vigente en nuestros días.
David
Golder, es una obra narrativa, descriptiva, de duración racional y una estética
lacerante que no deja de conmover.
Breve
Reseña.
Némirovsky
nació en Kiev en 1903 y murió en el campo de concentración de Auschwitz en
1942. Hija de un banquero judío ucraniano fue educada en la lengua materna
(francés) llegando a Francia a la temprana edad de 16 años, donde se licenció
en Letras por la Sorbona y donde comenzó a escribir a los dieciocho años.
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