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viernes, 13 de septiembre de 2019

Comentario Novela DAVID GOLDER




DAVID GOLDER
IRENE Nèmirovsky
BERNARD GRASSET, 1929
EDICIONES GRIJALBO, 1987

Por Ingrid Odgers







David Golder es la primera novela que escribió  Irene Nèmirovsky, y que en 1929, envió a la Editorial Grasset. Como suele suceder en los grandes talentos artísticos, y en este caso literarios, la falta de confianza en sí misma y en su obra, la llevó a enviar dicha novela sin su nombre ni su dirección por el temor a su rechazo, lo que obligó al editor, a publicar un anuncio en la prensa para llegar a conocer a su autora en este caso.

Irene, nos presenta la vida, los últimos años de un millonario judío con un pasado mísero, extremadamente pobre. Un pasado de lucha y  continuo sacrificio para ascender a una nueva y acomodada posición social y material, en la alta sociedad francesa.

El presente de Golder, atraviesa por una complicada situación de salud y alguno que otro altibajo económico. Pero, esto es insustancial, en cierta forma la autora trata de decirnos:

¿Cuán importante es poseer riqueza?
¿Es la riqueza fuente de felicidad?
¿Tiene sentido vivir para buscar la riqueza?
¿Cuál es el precio de la ambición, de la competencia?
¿Estamos dispuestos a pagarlo?
¿Es posible superar nuestro pasado?

La pobreza espiritual atraviesa toda la obra, de Irene Nèmirovsky, considerando la pobreza espiritual como la falta de honestidad, de sensibilidad, de gratitud, de humildad, de prudencia, de respeto y falta de responsabilidad, unida a la tremenda soledad de un hombre que dedica toda su vida a amasar una fortuna, llegando a la edad mayor adulta a moverse en un entorno tóxico, lacerante, inadmisible para el humano común.

La claridad que el amor y afectos no son adquiribles, no son productos del marketing, no se encuentran en un mall, no se hayan en una sociedad de consumo, ávida de caprichos y plena de futilidades, es patente en este trabajo escritural que nos insta a movernos con cautela en un mundo competitivo, cruel, desarraigado de amor y solidaridad, evitar caer entre las rejas de la banalidad, la deslealtad, la infidelidad descarada, la hipocresía y la falta de amor al prójimo en términos dolorosos y exponenciales.

Es esta una estética asfixiante que nos sitúa en el fin de nuestros días, en el balance final de la vida hecha y escrita en los márgenes sofocantes de “hacer dinero” sin hacernos el tiempo para sembrar amor, el amor que edifica y construye lazos eternos, insondables, puros, límpidos, donde los intereses del entorno no sean materiales sino contribuyan al desarrollo del espíritu y la humanidad de las personas.

Irene Nèmirovsky, refleja una realidad que aun sobrevive en el siglo XXI y tal vez este aspecto unido a su escritura que posee un gran manejo de lenguaje, siendo clara y vital, la mantiene vigente en nuestros días.

David Golder, es una obra narrativa, descriptiva, de duración racional y una estética lacerante que no deja de conmover.


Breve Reseña.
Némirovsky nació en Kiev en 1903 y murió en el campo de concentración de Auschwitz en 1942. Hija de un banquero judío ucraniano fue educada en la lengua materna (francés) llegando a Francia a la temprana edad de 16 años, donde se licenció en Letras por la Sorbona y donde comenzó a escribir a los dieciocho años. 





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