por Ingrid Odgers
“Nos hemos separado ambos sin acabar, sin rematar, el
conocimiento de nosotros mismos. Es una mala cosa. Parece que tú ignoras aún
que a mí me viene una especie de borrachera de amargura de pronto, algo como
una purga infernal que me cae a las entrañas y que me da una agonía sin sangre
y sin llanto, es decir, sin alivio. Aquel grupo de fotos unidas por un
elástico, me produjo eso. Y yo no debí escribirte en tal estado de ánimo, pero
soy arrebatado, recuérdalo, y colérico, y TORPE, TORPE. Por favor, no vuelvas
nunca-nunca a sufrir así, a padecer por mi culpa. Sabe de una vez que,
padeciendo así, me das tú una enorme vergüenza de mí mismo”.
Gabriela Mistral, Niña errante. Cartas a Doris Dana
Tal vez fue locura
muy grande entrar en esta pasión. Cuando examino los primeros hechos, yo sé que
la culpa fue enteramente mía. Yo creí que lo que saltaba de tu mirada era amor
y yo he visto después que tú miras así a mucha gente. Loco fui, insensato: como
un niño Doris, como un niño.”
Gabriela Mistral, Niña Errante. Cartas a Doris Dana
Tanto
se ha comentado este maravilloso libro Niña Errante, con cartas de Mistral a
Doris Dana, que parece redundante decir más. Sin embargo, lo pienso necesario,
sin definición de lo que es una carta, sin usar el Infinito singular de
Patricia Violi, sin recurrir a sociólogos, sin contar con el sistema de la
lengua y el de la utilización lingüística, etc.
Sencillamente
solo aprehender su lectura, como mujer y poeta, realmente no necesitamos a
Barthes para comprender el amor...Barthes sostiene, que el sujeto amoroso no
cuenta con un sistema de signos seguro, al momento de descifrar si el “otro” lo
ama. Pero ¿en qué tipo de amor no existe incertidumbre o desesperación?
Recordamos
que la
relación entre Mistral y Doris Dana se inicia por vía escrita en 1948. Es la
joven estadounidense —que en ese entonces tenía 28 años— quien se acerca a la
poeta tres décadas mayor que ella y ya consagrada con el Premio Nobel. Le
escribe a su residencia en Santa Bárbara, California. La excusa es la publicación
de un volumen en torno a Thomas Mann que incluye una traducción hecha por Dana
de un texto de la poeta chilena.
Mi querida Maestra:
Me he tomado la
libertad de mandarle, a nombre de la New Directions Press, el ejemplar
destinado para usted de “The Stature of Thomas Mann”.
De haber sido posible
hubiera preferido, desde luego, gozar del privilegio de poner este libro
personalmente en sus propias manos.
En una época
acribillada de comercialismo, un volumen como éste es digno de tal gracia y
dignidad.
Le escribo esta carta
para expresarle, dentro de sus límites, la profunda gratitud que siento por el
alto privilegio de haber traducido al inglés su ensayo poderoso y fuerte, “El
otro desastre alemán”.
Es
este un libro real tesoro, una preciada joya que ha llegado a nuestras manos
para sacudirnos con tanto amor, con tanta pasión, ruego, silencios, enojos,
ciertas ocultas amenazas, …en fin, el amor en todas sus letras que nos hace
ambicionar este tipo de relación, de dos mujeres. Aquellos que conocen el amor
entre dos sexos idénticos, ya lo deben comprender en su totalidad.
No
hay amor más sublime que el amor entre dos mujeres. No nos sorprenden los
encabezados que utiliza Mistral tales como: “Niña mía Doris” “Doris querida”,
“Hijita mía, querida”, “Doris, niña que
era mía”.
En
una relación entre dos mujeres, donde el sexo no es lo más relevante sino la expresión sublime, única del
amor, que se traduce en una unión madre e hija, alianza de madre y madre, un
lazo de amiga - amiga, hermana -
hermana, en fin: la concreción de una unidad inigualable infinitamente
indescriptible.
Es
este un amor mágico, un amor que solo es comprensible desde el alma.
Atentos
mis lectores incondicionales, no dejen de leerlo, seguro que lo disfrutaran.
he buscado tanto tanto ese libro que está agotado en todos lados
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