Latitud Sur
45° 31’
Andrés
Castillo A.
Ediciones
Orlando año 2019
Por Ingrid
Odgers T.
Esta obra de Andrés
Castillo, nos relata la vida y las inquietudes de Freddy, Federico Claude el hijo de Adolf
Claude y de Marion Schwager, hermana de Federico Schwager Maggines, alias Fred,
acaudalado empresario carbonífero del Valle de Antulicán, fallecido en 1892.
Freddy, nacido en Valparaíso en 1877 e Ingeniero Industrial de la Universidad
de Hannover, Alemania.
La Compañía Carbonífera
y de Fundición Schwager era en 1937 junto a las minas de Lota de la familia
Cousiño, la más importante carbonífera de Chile.
El protagonista, a
sus 60 años, se afana desesperada e inútilmente en perpetuar su obra, la de su
tío Federico y que había iniciado su abuelo Friedrich en 1850.
Y teniendo Freddy
todo lo que podría desear un hombre en la vida, y que hace mucho, como el
hugonote que era, se podría haber retirado a una vida placentera a las tierras
de su padre en el norte de Francia, mantenía la pasión por aquel ámbito
industrial del carbón, era su motor, lo que lo hacía sentir vivo.
En esa época, el
petróleo ha asomado como combustible alternativo en la industria del carbón y
sabe que todo acabará pronto. El tiempo es su enemigo, le teme, porque la
muerte deambula por su casa cada noche como una tormenta y lo peor aún, es que
será la despedida de la industria.
En el Valle de Antulicán en donde
comienza la presente historia, corren los rumores, que dicen
que Freddy ha vendido su alma, ya que sus investigaciones lo arrastran a
los abismos de Trapananda, aquella ciudad perdida de los incas en el Sur de
Chile y que no es sólo el lugar en donde el mito dice que es la guarida del
diablo, sino que yace allí un tesoro y que no es sólo una quimera, sino que es
el que ha ocultado el Dresden, porque su comandante había dicho que: “la
humanidad aún no estaba preparada para aquello”.
El deseo ardiente de Freddy, era construir su
complejo energético y tecnológico. Ligado a este imperioso anhelo, sospecha que
es lo que puede contener aquel tesoro, y con impaciencia ata cabos y está al acecho,
siempre a la espera de las últimas noticias científicas de Europa. Sabe que el
viejo mundo con señalada clarividencia se ha dado cuenta del poder fecundador
de un nuevo conocimiento que ensancha el universo; que la ciencia y su
tecnología están llamados a transformar al mundo más decisivamente que todas
las guerras y todos los protocolos políticos imaginados.
Y es así que Freddy atrae a Otto a su flota de
vapores, sabía que el ex tripulante poseía información de dónde el Dresden había
ocultado el tesoro y como hombre de mar, aceptaría de inmediato.
Otto era un ex tripulante del Dresden que
se había radicado en Chile después del cañoneo y hundimiento del barco en Juan
Fernández.
Los otros responsables de la búsqueda eran:
Gansser, el geólogo, Smith, ingeniero electromecánico y el buzo de la compañía
llamado Maripil, que estaba a cargo de los anclajes de los pilares del muelle.
Gansser confirma en el mapa la latitud sur
45°31’, e indica a Otto su convencimiento de que la ancha extensión líquida era
el anhelado fiordo, donde ubica el tesoro. Y es así que esta posición, da el
título de este texto.
Mucho más y diversas aventuras, desconciertos y
creencias, podrán encontrar en el libro, y sabrán de las interesantes
actividades que el protagonista con sus asesores y ayudantes realizarán para
conseguir su objetivo.
Este relato, lo presenta Castillo Aguilera,
como un texto narrativo, donde utiliza un lenguaje literario y personal, nada
tiene que ver con un típico texto frío e impreciso, aun cuando el lenguaje es cabal,
literariamente, presenta imágenes y metáforas en puntos exactos y/o apropiados,
escritura descriptiva preferentemente. Es propio afirmar que el lector palpa el
interés del autor y su entrañable apego a la historia de su territorio, el
hábitat que lo anida y que energiza, motiva su práctica escritural.
Andrés, nos trae un texto histórico y literario,
en cuanto a contenido es necesario indicar que el eje del libro es la búsqueda
del tesoro, con ahínco y perseverancia, dando cuenta de la actitud del
protagonista, de los rasgos de su personalidad, su inteligencia y habilidad
para los negocios, de la investigación profunda y un minucioso y exacto
pensamiento que lo lleva a cumplir sus metas.
¿Las cumplieron? Pero ¿hasta qué punto?, ¿Era
un sueño o fue un sueño?
¿Eran
exactas sus hojas de rutas?
Solo la lectura de esta obra, que se mueve
entre mitos, creencias populares, ficción y realidad. les dará a los lectores
la respuesta.
Destacamos el importante valor patrimonial de
la obra de Andrés Castillo, que descubre y devela remotas y desconocidas
historias del barrio Maule, Coronel de Chile. En el claro entendido que el
patrimonio cultural inmaterial es, tradicional, contemporáneo y viviente a un
mismo tiempo, es a su vez integrado, posibilita compartir expresiones del
patrimonio cultural inmaterial que son parecidas a las de otros, tanto si son
de la aldea vecina como si provienen de una ciudad en las antípodas o han sido
adaptadas por pueblos que han emigrado a otra región, todas forman parte del
patrimonio cultural inmaterial, crean un vínculo entre el pasado y el futuro a
través del presente. El patrimonio cultural inmaterial contribuye a la unión
social fomentando un sentimiento de identidad y responsabilidad que ayuda a
sentirse miembros de una o varias comunidades y de la sociedad en general. Por
tanto, es necesario dar a conocer, compartir y valorar.
Cabe destacar, que las
fuentes, se atribuyen a primarias o históricas, que son contemporáneas de la
época y secundarias o historiográficas, los documentos elaborados
por historiadores que reflexionan sobre un acontecimiento histórico.
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