Presentación
Cómplices y tijeras
Rosio Fernández
Ediciones Orlando, 2017
Por Ingrid Odgers
Toda cosa grande, majestuosa y bella en este mundo nace y
se forja en el interior del hombre, gracias a una sola idea y a un solo
sentimiento. Khalil Gibran
En Cómplices
y Tijeras, Rosio Fernández, nos presenta una obra escrita con lenguaje claro y
sencillo, desde la estética de lo cotidiano. La cotidianeidad inserta en el
contexto de un Salón de Peluquería, donde el protagonista relata parte de su
vida, lo más relevante de su desarrollo profesional y los aspectos más valorados
por él como hombre y ser humano: El amor a los padres, a los hijos, al trabajo.
No es el hombre perfecto ni el príncipe azul sino un hombre normal, común, con
debilidades y fortalezas que confiesa con todo desparpajo sin limitaciones de
ningún tipo.
Rosio
Fernández nos señala la importancia del relacionamiento, de las relaciones
hombre-mujer, de lo que construyen y que al mismo tiempo destruyen.
Es, a su vez, este texto uno que nos habla del
desgarro de ciertas vicisitudes a lo largo del tiempo, y la forma cómo son
enfrentadas para superarlas, todo a través del relato de diversas y disímiles
historias que nos indican, en cierta forma, el dolor y la alegría natural del
ser…
Pareciera,
en sus inicios, ser un libro de óptica machista, (el protagonista, es
masculino) y ya sabemos lo que es: una vertiente del sexismo o prejuicio
sexual, que se expresa por lo regular, de manera inconsciente en la mayoría de
las sociedades humanas.
Las
personas son vistas y juzgadas en base a las características del grupo sexual
al que pertenecen (hombres = masculinos o mujeres = femeninas), sin tener en
cuenta las diferencias que puedan darse entre ellos y dentro de ellos.
Pero el
lector, a medida que transcurre la narración se da perfecta cuenta que esa
primera lectura está muy alejada de la realidad y de lo que Rosio Fernández, la
autora, nos quiere mostrar.
Tampoco es
un libro feminista, no defiende la igualdad de derechos entre hombres y
mujeres.
¿Qué tipo de libro es?
Es un
libro que oscila entre el género lírico y el dramático.
Género
lírico, expresa sentimientos y pensamientos de los protagonistas, y en éste
predomina la subjetividad del escritor.
Se muestran dramas humanos. Es una novela, donde al lector le importa no solo lo
que ocurre a los personajes, sino también lo que piensan y sienten, cómo
evolucionan espiritualmente y cómo influye en ellos la sociedad donde viven.
No es una
novela de género, habla desde el ser mujer y ser hombre en la sociedad actual.
De la naturaleza humana que nos envuelve y nos hace actuar de ciertas formas,
en este caso, muy naturalmente y explícitamente tanto positivamente o de manera
negativa y de la gran factibilidad de reparar errores y reconstruirse.
Es este un
texto que tiene un alto grado de sensibilidad, de comprensión y conocimiento
del ser humano. Se intercalan, una multiforme gama de sentimientos, que transitan
por la tristeza, la decepción, esperanza o la alegría. Nos hace transitar por un
cúmulo de matices, un arcoíris de sensaciones que llegan al alma y corazón.
Desde el
punto de vista humano, diríamos que es un texto que nos habla fundamentalmente
de esperanza y la fuerza necesaria para batallar contra las adversidades del
destino.
Profundamente
humano, Cómplices y tijeras, encantará a quién busca salir del tráfago de este
tiempo turbulento e infernal y muchas veces decepcionante. Sin duda, un hálito de
esperanza.
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