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«Leer sin meditar es una ocupación inútil». Confucio

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domingo, 1 de septiembre de 2024

COMENTARIO LITERARIO LOBA-AULLIDOS MILENARIOS ROSA GONZÁLEZ BAEZA

 

COMENTARIO LITERARIO

LOBA-AULLIDOS MILENARIOS

ROSA GONZÁLEZ BAEZA

EDITORIAL AFTER POETRY 2021

Por Ingrid Odgers Toloza

 


Loba-Aullidos milenarios, de Rosa González Baeza es un texto que posee una poesía desgarradora que transita oscura y sexual por las páginas. Tal como Pablo Neruda, Federico García Lorca, Mario Benedetti, Alfonsina Storni y muchos más, poetas que tienen en común el plasmar temas oscuros y tristes, como el desamor y la muerte. Sus obras poéticas son desesperadamente extensas, y al leerlas invitan a una profunda reflexión de la vida, nuestras vidas, y nos incitan a comprender que de la tristeza no podemos escapar e incluso de alguna forma nos incentiva a continuar el camino.

Este poemario trae a la memoria al poeta César Vallejo y sus “Heraldos negros”, en el que el autor expresa fuerte y dolorosamente sus angustias y reflexiones sobre la vida y la muerte.

Rosa González Baeza con imágenes neurálgicas y símbolos enérgicos, nos empapa en un universo oscuro y desconcertante, donde se mezclan la soledad, la marginalidad, el sufrimiento, el sexo y la muerte. Logra conmover y perturbar con su verso intenso y obscuro.

Necesariamente viene a nuestra mente el legado de Vallejo que perdura como una de las voces más transcendentales de la poesía en español.

Rosa Amelia trabaja las metáforas de la oscuridad y la tragedia que rodean la preexistencia humana con desenvoltura y exquisito lenguaje.

No es posible evitar indicar que la poesía chilena contemporánea se distingue por un repertorio[1] copioso de escritura simbólica sobre la muerte, no desde ella, como lo recuerda Lihn en su estremecedor Diario de muerte, porque nadie escribe desde el más allá. Ese repertorio constituye la memoria de una relación en particular: la historia imaginaria de los encuentros del poeta con la muerte. La poesía de Mistral, Neruda, Huidobro, Pablo de Rokha, Parra, Rojas, Teillier o Lihn, pero también la de Pezoa Véliz, Rosamel del Valle, Carlos de Rokha, Zurita, Millán, Rubio, Barrientos, Stella Díaz, Hahn, Martínez o Harris, convierte en tradición de escritura las ficciones del diálogo del poeta con la muerte.

/Tan cerca de ti como el feto de su madre o la semilla de su fruto/, pero a la vez una negatividad que aterroriza porque es /simplemente otro ser, y su conexión contigo una fisura / aunque lo alumbres y te pudras para que sea/  (Lihn 1989: 49).

Próxima y lejana, inmanente y trascendente, insólita y familiar, fenómeno y enigma a la vez. La literatura y la filosofía de la muerte dialogan, en este caso, con singular fecundidad. Una y otra emiten, empero, sus diferencias específicas, un bello balbuceo metafórico en la zona muda misma creada por el Hápax [2]contradictorio que

/es como un clavo que el más allá clava en el más acá ¡Tan cerca y tan lejos!/ (Jankélévitch 2002: 20),

/que nos ronda como avispa / o tábano o abeja su picadura que nos crispa; / y ella al picar se muere, mas no muestra / su paradero. Muerte, ¿dónde está tu aguijón?/ (Uribe Arce 2004:41),

/que es como la puerta de entrada a /otro-mundo que es otro mundo, absolutamente otro y absolutamente en otra parte (un mundo distinto a este y fuera de este), y a pesar de todo presente por todas partes, como Dios omnipresente y omnisapiente, que está en los dos lados a la vez, del lado de acá y del lado de allá/ (Jankélévitch 2002:21).

 

El diálogo impensado de Uribe Arce (/¿dónde está tu aguijón?/) con García Lorca (/¿dónde está mi sepultura?/) hace aquí visibles las secretas comunicaciones dentro de la gran poesía hispánica sobre el enigma de la muerte.

 

Vale la pena recordar que pese a lo deprimidos o adoloridos que estemos, el mundo persistentemente vuelve a progresar. Como dice Hölderlin, no importa cuán frío y sin alegría haya sido el invierno, poco a poco reverdece el pasto y se alcanza a oír "un pájaro solitario".

 

  

Concepción,  un 1° de septiembre, día lluvioso y frío del año 2024.



[1] Atenea (Concepción)

versión On-line ISSN 0718-0462

 

[2] De acuerdo con Jankélévitch, «El hápax designa una forma, un giro que se encuentra una sola vez en todos los textos. Pero transportado a la condición humana, el hápax es la banalidad misma. No importa quién, todos y cada uno, el pobre vendedor ambulante, el vendedor de lirios de los valles en la calle es un ser único, es una singularidad excepcional, un hápax en dos pies. Es eso lo que trato de decir. La vida más insignificante y la más humilde es también una ocasión en toda la eternidad”.

jueves, 20 de junio de 2024

COMENTARIO LITERARIO LOS CERCOS INVISIBLES SUSANA BUROTTO RIL EDICIONES 2016

 

COMENTARIO LITERARIO

LOS CERCOS INVISIBLES

SUSANA BUROTTO

RIL EDICIONES 2016

 

Por Ingrid Odgers Toloza

 


COMENTARIO LITERARIO

LOS CERCOS INVISIBLES

SUSANA BUROTTO

RIL EDICIONES 2016

 

Por Ingrid Odgers Toloza

 

Con claro interés enfrentamos la lectura de esta novela de Susana Burotto, escritora chilena.

Es esta una narración de sucesivos flashback, que ocurre entre Santiago, Talca y Curanipe. La autora aborda temas como el suicidio, la depresión, el aborto, la incomunicación, el exilio/retorno, y el tema de las drogas. Todos temas que interesan y reflejan nuestra realidad país.

Lo sabemos, el suicidio sigue representando uno de los mayores tabúes de nuestra sociedad, e infortunadamente lo que no se nombra no existe, o, mejor dicho, existe al margen de la realidad. Y al margen de esa realidad crece sin ser interrumpido, es un cáncer que infecta las células sanas de un organismo, así lo demuestran las cifras desplegadas por la OMS. El suicidio sigue siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo, según las estimaciones de la OMS [1], Es esta una de las escasas novelas chilenas que ahonda en el suicido y sus consecuencias en una familia disfuncional donde padres ausentes generan un hogar frágil, no existe armonía en las relaciones familiares. El año pasado conocimos la novela “Siendo Francos” de Franco Scianca que adquirió relevancia particular en el contexto de las alarmantes cifras de suicidio en nuestro país. Según la Organización Mundial de la Salud, Chile es el sexto país de América Latina y el Caribe con mayor tasa de suicidios.

(Julien, 2007) [2], sostiene que: “Las consecuencias de este fenómeno se traducen en niños desamparados, ignorados o abandonados y excluidos de una vida familiar sana. Así, el bienestar de unos, los mayores y más fuertes, crea la desgracia de los otros, los más débiles y vulnerables, es decir, los niños” (p. 16). En este contexto es importante destacar la importancia de una buena comunicación en el núcleo familiar para crear lazos sólidos, no confundidos con un régimen riguroso de disciplina si no por un ambiente en donde prevalezca la confianza y el respeto.

A su vez, sin ser una novela autobiográfica, trae a la memoria la novela “Nada se opone a la noche”, obra de la escritora francesa Delphine de Vigan, por el tema que origina la narración, el suicidio.

Es esta una narración atípica de sucesivos flashback, de estilo descriptivo donde la escritura rigurosa y disciplinada se hace presente, las descripciones literarias construyen imágenes minuciosas que permiten a los lectores conectarse con los personajes de la historia. Resalta la capacidad narrativa de la autora en mantener un orden en el caos, el lector/a debe estar atento/a, a reconocer o identificar el pasado o presente en la línea de tiempo de los hechos narrados.

Una obra perfectamente construida, una obra necesaria en esta época, me atrevo a decir: imprescindible para jóvenes y adultos.



[1] https://www.paho.org/es/cada-100-muertes-es-por-suicidio

[2] La comunicación niños-adultos: Cómo ayudarles a expresar y cómo aprender a escuchar. Madrid: Narcea Ediciones.

viernes, 24 de mayo de 2024

COMENTARIO LITERARIO EL HILO DE LAS MEJILLAS DENNI ZÚ EDITORIAL LA OTRA COSTILLA

 

COMENTARIO LITERARIO

EL HILO DE LAS MEJILLAS

DENNI ZÚ

EDITORIAL LA OTRA COSTILLA

Año 2022

Por Ingrid Odgers Toloza, mayo 2024

 


En el universo creativo de Denni Zú, encontramos una poesía nítida, de clara identidad, una expresión firme de cuánto está pendiente, acciones como crear, crecer, expresar, tal vez madurar.  La poeta, nos habla del amor que atrae y daña, del amor que se goza en libertad, nos inunda de un erotismo puro y divino y, es que la escritura de Denni Zú, es un espacio extenso de amor con sus múltiples y únicos, personales tintes sin artificios ni adornos, desde un entorno sencillo, cotidiano, rotundamente, nos habla de cómo el amor embellece y trae de su mano la ardorosa pasión. Es visible, palpable, la genialidad en uso del lenguaje, rico, potente, pronuncia, expone el gozo del amor y el sexo. No hay ambigüedades. Esto es valioso, es franca y directa. Expresa el ser pleno, categórico, un ser que transfiere emociones, que atropella que es dulce y tierno como una flor, palabra que usa en varios textos y simboliza, sentimientos y emociones que van, lo sabemos,  desde el amor a la alegría y el agradecimiento. Asimismo, menciona a los pétalos, que representan clásicamente pasión y deseo, y suelen utilizarse en tiempos especiales como aniversarios, propuestas de amor, etc.

En la Inglaterra victoriana, el lenguaje de las flores adquirió un auge debido a que estas plantas se convirtieron en portadoras de mensajes codificados. Cada flor, en infinitas formas y colores, encerraba un significado oculto, y este lenguaje enigmático permeó la literatura de la época. Christina Rossetti poeta británica, una de las más importantes en el siglo XIX en su país, entrelazaba rosas, lirios y dalias.

Emily Dickinson, en uno de sus textos, realizó un parangón entre la belleza de las estrellas con la pureza de los lirios.

 

A su vez, me trajo a la mente la poesía de Federico García Lorca que se empapa del aroma de los campos andaluces, donde las flores, como los claveles rojos, se convierten en metáforas de la pasión y rebeldía. En la narrativa hispana contemporánea las orquídeas y las rosas se cruzan en la trama como emblemas de amor y resistencia. Mistral escribió sobre flores en Poema de Chile, tiene un poema denominado La pajita que menciona a las flores,  tal como Alfonsina Storni en su poemas Soy esa flor. Denni Zú me recordó especialmente a estas grandes autoras en su poética, y en su fervorosa pasión y creatividad, a la gran poeta chilena, Maha Vial.

Curiosamente, he observado, que la mayoría de los poetas que mencionan la palabra flor, son voces masculinas.

 

Acá, y para finalizar es indispensable decir que observamos y destacamos poesía erótica, sensual,  matices que la diferencian de la narrativa romántica e, incluso, de la poesía pornográfica.

Lo fundamental es que esta escritura tiene mucha garra, fuerza que aprisiona, estremece y emociona.

 

 

miércoles, 24 de abril de 2024

COMENTARIO EL BARCO DE LAS SEMILLAS DE ANDRÉS CASTILLO ediciones orlando 2024

 

COMENTARIO

EL BARCO DE LAS SEMILLAS

DE ANDRÉS CASTILLO

EDICIONES ORLANDO 2024

Ezequiel 36:26-28

Reina-Valera 1960

26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. 28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.

 


El autor expresa: “Al escribir nos conectamos con la dimensión del sentido, que es la dimensión de la vida espiritual que lo unifica todo.”

Cierto, este libro es un camino para tomar contacto con nosotros mismos, para unir nuestro espíritu con el Espíritu de Dios en busca de un objetivo: crecer.

Crecer nos llama al cambio. El significado del cambio es fundamental en la teología cristiana y se refiere a la transformación espiritual que experimenta una persona cuando acepta a Jesucristo como su Salvador y Señor. Si nos adentramos aún más en esta meditación, este cambio implica varios aspectos, entre otros:

 

Nueva vida en Cristo: Esto significa que experimentan una transformación interna, donde el Espíritu Santo entra en sus vidas y comienza a cambiar sus corazones y mentes.

Crecimiento espiritual: Es un evento único, sino un proceso continuo de crecimiento espiritual

En resumen, el cambio implica una transformación completa de la persona, desde la reconciliación con Dios hasta una nueva forma de vivir y relacionarse con los demás. Es un proceso continuo de crecimiento espiritual y conformación a la imagen de Cristo.

 

En relación al texto, encontramos la unión de la pasión por la escritura con la acción y el espíritu de Dios, de forma de alcanzar la sanidad interior, que es perdonar y pedir perdón en solitario silencio y cavilación profunda, con la finalidad de lograr el progreso espiritual que requerimos —y que es cada vez más escaso— en este mundo árido, tumultuoso y violento para lograr un desarrollo o crecimiento personal integral tan necesario en estos tiempos para hombres, mujeres y niños, niñas.

 

Pedimos perdón y perdonamos para sanar, y alcanzar la piedra fundante que es Cristo en nosotros. Seguimos en la obra de Andrés, el viaje por las estaciones de Cristo camino al Calvario hasta ver la Gloria de su resurrección en una serie de pasos que seguiremos en busca del crecimiento.

 

Este viaje literario de búsqueda, anhelante y serena, hacia la sanidad a través de Cristo o puestos los ojos en Cristo autor y consumador de la Fe, conduce con sencilla humildad hacia la Fe en Dios, cuya creencia implica la aceptación de Jesús de Nazareth, dos naturalezas, humana y divina, en una sola persona divina - unión hipostática[1]. Este libro, sin duda es un faro real, verdadero que nos trae la esperanza en los brazos de Dios para renacer y levantarnos como personas más fuertes, pero a su vez, más llenas de amor y misericordia.

 

El ejercicio esencial y único que propone Andrés y que este se denomine “El barco de las semillas”, es un bálsamo para el alma.

 



[1] La unión hipostática es el término usado para describir cómo Dios el Hijo, Jesucristo, tomó una naturaleza humana, permaneciendo al mismo tiempo como Dios. Jesús siempre ha sido Dios (Juan 8:5810:30), pero en la encarnación, Jesús tomó forma humana (Juan 1:14). Jesús es la suma de la naturaleza humana y la divina - es el Dios-hombre. Esta es la unión hipostática, Jesucristo, una Persona, totalmente Dios y totalmente hombre

lunes, 2 de octubre de 2023

COMENTARIO LITERARIO FRAZADAS DEL ESTADIO NACIONAL JORGE MONTEALEGRE

 

COMENTARIO LITERARIO

FRAZADAS DEL ESTADIO NACIONAL

JORGE MONTEALEGRE

 EDICIONES LOM 2003

 


"Frazadas del Estadio Nacional", texto ganador del Premio Altazor en ensayo.

En esta obra encontramos a la literatura como memoria, como espacio para enfrentar el dolor y la muerte, la ignominia y el flagelo. El testimonio del autor, que, en 1973, fue detenido y llevado a la Escuela Militar, luego al Estadio Nacional y finalmente al campo de prisioneros Chacabuco. Ante los apremios y maltratos, su "fuga" fue la poesía.

En relación con su estadía forzada en el Estadio Nacional, escrito a cincuenta años del golpe militar, la frazada es la médula central, una imagen que acompaña la fuerte experiencia en el lugar de la prisión. Y es que en esta obra las frazadas son esenciales cubren del frío, arropan, son símbolo de calor de hogar, y a su vez inmovilizan, tapan los rostros, uniforman a los prisioneros y los aíslan.

"Frazadas del Estadio Nacional”, un libro que cruza testimonio, crónica, el diario, la investigación, un libro completo, que es parte de la memoria individual y también de la colectiva. Yo diría un tesoro invaluable, patrimonio chileno.

A propósito de esta obra, Laura Scarabelli - UNIVERSITÀ DEGLI STUDI DI MILANO (ITALIA)- manifiesta:

La imagen del ‘chiquillo’ que padeció sufrimientos y torturas en el Estadio, no representa su ‘otro’, el otro que dialoga con el yo, el otro que se enfrenta al yo para elaborar la experiencia del pasado, el otro que comparte con el yo un mismo espacio de la enunciación. Es un eco, una réplica, una resonancia de su ser. [1]

El autor quiere “acercarse al lolo Montealegre que tomaron preso en septiembre de 1973”, “hacerse cargo de él, convertirse en el tutor de ese chiquillo”, para “ayudarlo a retomar estos escritos para editarlos en nuestro país”[2]. No encara la imagen del pasado que lo espera inerme en el territorio denso de la memoria, se pone a su lado, lo toma de la mano y lo acompaña. En otras palabras, la figuración del mismo autor a los 19 años rompe la continuidad dialógica del soliloquio para instalar en el texto un inusitado deslizamiento. Montealegre no se refiere a sí mismo en segunda persona, no ocupa el tú, activando la dialéctica sujeto-objeto, elige la tercera, la no persona. Observamos:

“Estoy en la oscuridad, hincado, cubierto por una frazada. Tengo 19 años, pero soy más chico que los adolescentes de mi edad. Me veo más niño. Ni siquiera me veo en esta aparición ¿Qué hago bajo la frazada? Yo no soy ese lolo golpeado y enmudecido. ¿Yo no soy o ya no soy? […] Me perturba el recuerdo sin imágenes de ese chiquillo que sigue bajo la frazada. Sin vista de rayos X, como los superhéroes de sus revistas, el horizonte es su propia frazada. La oscuridad que encierra los recuerdos, los conserva y los ahoga y hay que volver a la oscuridad para que la imagen latente se revele. En ese retorno soy el joven y el viejo bajo la misma manta: nos cobija la memoria. Soy el mismo. [3]

Frazadas del Estadio Nacional es un libro histórico bellamente escrito, con una sensibilidad extrema y una honestidad sin paragón. Emocionante, estremece las fibras del ser. El autor dice:

La misa fue celebrada en medio de la precariedad, pero todo era de una hermosura profunda. La prédica fue en un lenguaje que reconocía cercano. En ella no había resignación, sino espada. Nos llamó a la unidad, nos dio fuerzas en el desamparo porque no estábamos solos. No faltó el recuerdo de Ernesto ni de Camilo. Lo que nos pasara tendría sentido si nos manteníamos íntegros. Dios estaba con nosotros y si moríamos nos encontraríamos con Él en la eternidad. Con Cristo, su Hijo, nos encontraríamos ahí mismo en el camarín 7 durante este recuerdo de su sacrificio en cuerpo y sangre: era la misa auténtica. Y rezamos un Padre Nuestro.

Una frazada, que era el manto de los pobres cristos del velódromo, era un adecuado mantel para un altar mayor que era simplemente el piso de baldosas. El cáliz podía ser el pocillo con que esperábamos los porotos o el tazón plástico para el café de higo. Cada uno de nosotros teníamos derecho a un pan diario y algunos compañeros lo donaron para la eucaristía. El sacrificio era verdadero.”

Esta magnífica obra debiera estar en cada colegio, escuela de Chile.



[1] En diálogo con las observaciones de Benveniste sobre la naturaleza de los pronombres, es importante subrayar la radical diferencia entre los pronombres yo y tú y el pronombre él. El juego dialéctico de subjetivación y desubjetivación une las primeras dos personas y excluye la tercera, que se instala en un horizonte heterogéneo, un horizonte que no comparte el mismo campo de enunciación. Como bien afirma Roberto Esposito: “lo que sostiene Benveniste es que la tercera persona no se limita a debilitar o modificar los elementos que caracterizan a las otras dos, sino que los invierte, empujándolos a un espacio externo a su formulación misma (2009: 155).

[2] Esta argumentación encuentra respaldo en las reflexiones de Butler sobre la necesidad de re-pensamiento de la estructura del sujeto y la afirmación de un yo que reconoce sus vínculos con el otro, en una relación de interdependencia. La filósofa no se refiere a una simple relación binaria entre dos sujetos preconstituidos y auto centrados. El reconocimiento del otro se funda en un movimiento de descentramiento y de contaminación, apertura. Butler reconoce una subjetividad expuesta hacia su ‘afuera’, que se abre a la contaminación y acepta su intrínseca vulnerabilidad. Este movimiento identitario, este reconocimiento a través de la pérdida de la integridad del sujeto, del sufrimiento y de la exposición, encarna una vía ética a la responsabilidad permanente hacia el otro que triza el signo de la

violencia en las mallas de un espacio solidario, fundado sobre la identificación del destino común que nos une al otro (Butler, 2009:13-48).

[3] Para una profundización de estas reflexiones, véase Foucault (1997).

jueves, 21 de septiembre de 2023

COMENTARIO LITERARIO EL AMOR DE UNA MUJER GENEROSA ALICE MUNRO

 

COMENTARIO LITERARIO

 

EL AMOR DE UNA MUJER GENEROSA

ALICE MUNRO

Traducción de Javier Alfaya McShane

©2000, Munro, Alice- ©2009, RBA

Colección: Narrativas




Por Ingrid Odgers Toloza

 

Son ocho relatos los que conforman esta obra de Alice Munro, escritora canadiense, premio Nobel del año 2013. Son los siguientes: -El amor de una mujer generosa-Yakarta-La isla de Cortés-Salvo el segador-Las niñas se quedan-Asquerosamente rica-Antes del cambio -El sueño de mi madre.

La columna vertebral de este texto es la mujer enfrentada a diversas y singulares situaciones, donde se registra las experiencias íntimas, cotidianas y pesarosas a las cuales nos enfrentamos las mujeres en el universo.

Su escritura está marcada por las contradicciones de la naturaleza humana, historias donde se observa como el amor, el deseo, la pasión, las dudas, llevan a decisiones insospechadas. En esta obra de características realistas, nada se oprime, todo se específica con aguda precisión. Prosa minuciosa, prolija, da claridad a la expresión narrativa, es como si hubiera dibujado un mapa con todo tipo de indicaciones antes de abordar la creación narrativa.

Su perspectiva tiende a un tono desnudo sobre personajes deslucidos que son explorados en sus fallas y en sus honestidades.Es esta una obra desintoxicada del lenguaje del tiempo, recordemos que se habla de obra de arte cuando esa producción le dice algo a nuestras épocas, y es que toda obra de arte traspasa el tiempo.

Munro postula para las mujeres una esperanza, una vía de escape, contra la amenaza de la rutina y la prisión cotidiana que inhibe todos los sueños.

 

ALICE MUNRO, maestra de la historia corta contemporánea.

 

sábado, 26 de agosto de 2023

COMENTARIO LITERARIO EL LIBRO DE MIS PRIMOS CRISTINA PERI-ROSSI

 

COMENTARIO LITERARIO

EL LIBRO DE MIS PRIMOS

CRISTINA PERI-ROSSI

GRIJALBO- 1989

 


POR: INGRID ODGERS TOLOZA

Esta novela de Cristina Peri-Rossi descubre la vida de una familia aristocrática desde la mirada de un niño.

El trabajo literario incluye narrativa, prosa poética y poemas. Es muy descriptivo, hay mucho interés en describir al detalle.

 

Nos relata la vida de esta familia, sus abuelos, tíos, hijos, primos y el paso del tiempo en su mansión enorme, sofisticada, absolutamente patriarcal, autoritaria. Se desplazan lentamente enfermedades, locuras, sueños, y mucha fantasía que se intercala con la realidad por ejemplo las fiestas con fantasía y locura, las enfermedades con ironía y burlas.

 

No solo conocemos el carácter y la personalidad de los demás personajes, conocemos los temores, las dudas, la angustia y las pretensiones del pequeño narrador.

 

A su vez, relata las relaciones entre primos, a veces amorosas, a veces fraternales, a veces caóticas.

 

Es una novela bastante compleja dadas las características que la autora otorga a los personajes y las extrañas y grotescas situaciones que contiene el diario vivir de estos.

 

Al leerla con atención, detectar digresiones, interrupciones o complicaciones y advertir ciertos temas como machismo, abuso, incesto, nos preguntamos hacia dónde verdaderamente apunta Peri-Rossi. Y nos encontramos casi al final con el contenido socio político que alberga en sus páginas. Explicable dado la situación de Uruguay en esos años. [1]

Estamos ante la presencia de un mundo de fantasía en el que se conjugan inocencia, inmoralidad, crueldad, no únicamente de los niños sino de los adultos.

Lo sorprendente es la inclusión de dos finales.

 

 

FRAGMENTO 1

—¿Por qué nunca he oído hablar al abuelo? —le pregunté un día a mi madre.

Ella me dijo que él ya había hablado bastante; que, en realidad, había hablado demasiado, y éste era su castigo. Ella podía recordarlo perfectamente dando órdenes, empujando a la gente, sometiéndolos a gritos, lo había visto obligando a los niños a comer del suelo la comida de los perros, lo había visto castigar a los peones, maltratar a los caballos, encerrar a sus hijas, lo había visto disparar contra los pájaros y destrozar los capullos^ perseguir a las sirvientas detrás de las puertas y quemar la tierra de sus vecinos. Una vez la había hecho remar durante todo el día, para castigarla por el olvido de unos clavos, y tuvo que remar varias horas seguidas («Por favor, padre, déjeme salir del agua», suplicaba ella), y solamente cuando se hizo la noche y ya hacía varias horas de oscuridad (ya había una luna de azogue dejándose caer por el tejado), ella, medio desmayada pudo abandonar el bote, el remo, tenía los brazos duros, los músculos hinchados, no parecía una mujer, y las manos palpitaban como un corazón al descubierto. Cuando hubo llegado a la cama (tenía los brazos duros como dos mástiles), él se le acercó, y

con acento dulce le dijo: «Era para que la próxima vez no olvides los clavos», pero ella,

deliberadamente, a los pocos días, los dejó olvidados; entonces tuvo que volver a remar, y él, a la noche, estando la luna crecida como un rostro hinchado, la luna como un ombligo, volvió a

decirle la misma frase, pero ella ya se había acostumbrado a remar, de modo que no le importó, entonces él, cuando venían las visitas, decía, ufano: «Vean a mi hija, la mejor remadora de la zona», y no quería que los varones de la familia remasen; a ella, cada día, los músculos se le ponían como los de un hombre; estaba cansada de remar y se agotaba, pero el viejo la lucía, había prohibido a los demás usar el bote, y cuando venían a visitarlo las familias, la hacía remar, «Quiero que te luzcas», le decía, aunque hiciera horas que estaba remando; y si ella se resistía o lo hacía lentamente, a la noche él la esperaba junto al embarcadero (los pastos verdes y la luna crecida) y con un junco le daba en las piernas, en los brazos como mástiles, en la cintura, en los hombros.

 

Fragmento 2

 

“… Falsificando permanentemente lo verdadero, y dado apariencias de real a lo artificial, mi tío Andrés se ha pasado la vida confundiendo a todo el mundo, al punto que ya nadie –a veces creo que ni él mismo- es capaz de saber, entre las cosas que lo rodean, cuáles son las reales, cuáles las falsificadas. Piedras, metales, faunas, floras, estatuas, telas, colores, texturas, apariencias, cuadros, licores, monedas, confesiones, frases oídas, frases escondidas, todo lo funde en su gran redoma singular, en su taller modelador, y entre el vapor y el humo de su laboratorio, en los húmedos cristales que lo separan del exterior, la realidad y el sueño hacen el amor, juegan a mezclarse, dan hijos macabros de índole mixta, paren fascinantes apariencias de lo vivo de entraña seca, cancerosa; en su taller singular, engañoso (los cristales esmerilados impiden ver al mago), la materia vuelve al antiguo caos original, al gigantesco óvulo fecundado y de donde partieran, azules, las múltiples apariencias de lo vivo. (…)”.



[1] El texto fue publicado en 1969. En Uruguay existía un momento de agitación política, tensada entre el entusiasmo producido por el triunfo de la Revolución cubana y la emergencia de movimientos sociales locales y globales -condensados en 1968-, y la amenaza cercana de los golpes de Estado, ocurridos en el Cono Sur a lo largo de los años setenta (Saona, 2004)1. En ese contexto tienen lugar enfrentamientos cruentos entre el Movimiento Nacional Tupamaros -facción radicalizada de la izquierda uruguaya a favor de la lucha armada, surgida en 1965- y las fuerzas militares, a cargo de “la lucha antisubversiva”.

COMENTARIO LITERARIO UNA MUJER ANNIE ERNAUX SEIX BARRAL 1987

 

COMENTARIO LITERARIO

UNA MUJER

ANNIE ERNAUX

SEIX BARRAL 1987

 


POR: Ingrid Odgers Toloza

 

Esta obra que no es una novela, parte con el epígrafe:

 

Es un error pretender que la

contradicción es inconcebible,

pues ciertamente es en el

dolor de lo que vive donde

tiene su existencia real.

HEGEL

Publicada por vez primera en Francia en 1987, la narración —no es una biografía ni una novela, sino “quizá algo entre la literatura, la sociología y la historia”, se justifica la autora al final—, la obra, decíamos, arranca con un fallecimiento, el de la progenitora de Annie Ernaux.

En obras anteriores vimos lo avergonzada que se mostraba la autora-protagonista de la falta de educación de sus padres. Vergüenza que la hacía oscilar entre complejos de inferioridad y superioridad.

Este libro que no es novela según explica la autora, muestra exactamente lo contrario, pero respecto a su madre. Eso explicaría el epígrafe de Hegel que decide indicar al inicio de la narración.

Ha pasado el tiempo ya no escribe la adolescente, la jovencita, la mujer joven, es una mujer madura que reconoce las virtudes de su madre sin dejar de lado las falencias del medio, pero ya no hay odio, no hay resentimiento, ni odiosidades, ni prejuicios, hay amor. Es el amor maduro. La plena aceptación del origen. Del vientre materno, de la lucha incansable de su madre para que no le faltara nada a su hija. En esta escritura encontramos a la madre joven, a la de mediana edad y la anciana madre de Annie Ernaux. Escritura sencilla, clara, hondamente cruda que es una especie de homenaje a su madre. Un tributo que al lector embarga de tristeza y que estremece.

No se puede evitar pensar en nuestra propia madre y añorarla con toda la fuerza del alma y el corazón.

 

 

FRAGMENTO 1

 

Ni feliz ni desgraciada de dejar la escuela a los doce años y medio, la regla común. En la fábrica de margarina en la que entró, sufrió del frío y de la humedad, con las manos mojadas llenas de sabañones que duraban todo el invierno. Después, nunca pudo «ver» la margarina. Muy poco, pues, de «soñadora adolescente», sino la espera del sábado por la tarde, la paga que entregaba a la madre guardando para sí justo lo preciso para comprarse Le Petit Écho de la Mode y los polvos de arroz, las carcajadas, los odios. Un día al capataz se le enganchó la bufanda en la correa de una máquina. Nadie le socorrió y tuvo que arreglárselas solo. Mi madre estaba a su lado. ¿Cómo admitir esto, sin haber sufrido un peso igual de alienación?

Con el movimiento de industrialización de los años veinte, se montó una gran cordelería que absorbió a toda la juventud de la región. Mi madre, como sus hermanas y sus dos hermanos, fue contratada. Para mayor comodidad, mi abuela se cambió de domicilio, alquiló una casita a cien metros de la fábrica, donde ella hacía, con sus hijas, la limpieza por la noche. Mi madre se sintió a gusto en aquellos talleres limpios y secos, en los que no se le prohibía hablar y reír mientras trabajaba. Estaba orgullosa de ser obrera en una gran fábrica: algo así como ser civilizada con respecto a las salvajes, las muchachas campesinas que se habían quedado detrás de las vacas, y libre en relación con las esclavas, las criadas de las casas burguesas, obligadas a «limpiar el culo de sus amos». Pero sintiendo todo lo que la separaba de su sueño: la señorita de la tienda.

FRAGMENTO 2

De la felicidad y del orgullo de aquella joven recién casada, estoy casi segura. De sus deseos, no sé nada. Las primeras noches —confidencia a una hermana— entró en la cama con la braga puesta debajo del camisón. Eso no quiere decir nada: el amor sólo podía hacerse al abrigo de la vergüenza, pero debía hacerse, y bien, cuando se era «normal».

Al principio, la excitación de hacer de señora y de estar instalada, estrenar el servicio de vajilla y el mantel bordado del ajuar, salir del brazo de «su marido», y las risas, las disputas (no sabía cocinar); las reconciliaciones (no se enfurruñaba), la impresión de una vida nueva. Pero los salarios ya no aumentaban. Tenían que pagar el alquiler, las letras de los muebles. Se veían obligados a mirar por todo, a pedir legumbres a los padres (ellos no tenían huerto) y, a fin de cuentas, llevaban la misma vida que antes. Pero la vivían de modo diferente. Los dos, con el mismo deseo de triunfar en la vida, pero en él con más miedo a la lucha a emprender, con la tentación de resignarse a su condición, y en ella con la convicción de que

no tenían nada que perder y de que debían hacerlo todo para salir de aquello, «costase lo que costase». Orgullosa de ser obrera sí, pero no hasta el punto de seguir siéndolo siempre, soñando con la única aventura a su alcance: llevar un comercio de alimentación. Él la seguía, porque ella era la voluntad social de la pareja.

 

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