A modo de prólogo
"Y
de nuevo volvió a sentirse sola
ante la presencia de su eterna
antagonista: la vida."
Virginia Woolf
Wabi
Sabi, el principio más esencial de todos los principios japoneses. Establece
que la belleza de cualquier objeto reside en sus imperfecciones, errores,
daños, partes estropeadas. La belleza es el estudio de los contrastes, algo
solo puede encarnar la perfección si también encarna un grado de imperfección
equivalente.
El
Wabi Sabi es el rasgo más notable y característico de lo que consideramos la
belleza tradicional japonesa. A grandes rasgos, ocupa la misma posición en el
panteón japonés de los valores estéticos que los ideales griegos de belleza en
Occidente. Representa exactamente lo opuesto a los ideales occidentales de gran
belleza como algo monumental, espectacular y duradero. No se encuentra en
momentos de eclosión y exuberancia de la naturaleza, sino en momentos de
asentamiento y principio. El Wabi Sabi es lo intrascendente y lo oculto, lo
provisional y lo efímero: cosas tan sutiles y aéreas que resultan invisibles
para la mirada común.
Miriam
Leiva nos entrega en este conjunto de
poemas que integran “Wabi Sabi”, una voz íntima, un pulcro y dedicado trabajo
con la palabra, de gran sencillez escritural y profundidad en el contenido en
el cual trasunta su alma solitaria y serena y su inconfundible y compasiva
humanidad.
Su
escritura reflexiva, se inscribe dentro de las poéticas conciliadoras entre el
ser y la vida, cuya lectura nos sitúa en el sosiego luego de la herida y el infierno
de la desolación, su creación poética es un acto conmiserativo de perdón y auto-reparación.
Es
así como manifiesta en el poema titulado Wabi Sabi:
La belleza de
la herida/ La belleza de la cicatriz/Debo aprender la resiliencia/ Curar y
dejar a la vista sus huellas/ Mi fragilidad/ Mi imperfección/ Reparo mientras
escribo.
Es
precisamente este Wabi Sabi, que da título al libro, la comprensión de la
belleza que reside en lo modesto, lo rústico, lo imperfecto, incluso en lo decadente,
una sensibilidad estética que haya una melancólica belleza en la impermanencia
de todas las cosas. Según la práctica del Budismo permanecer es "mantenerse sin mutación en un mismo lugar,
estado o calidad". Lo impermanente es la incapacidad de la realidad de mantenerse en un mismo lugar, estado o
calidad. Nuestro mundo es cambiante, como nuestros pensamientos y nuestros
cuerpos. La impermanencia es, en el budismo, de importancia capital para la
vida cotidiana de todas las personas.
La
poeta Miriam Leiva, admiradora de la cultura japonesa, en este sublime poemario
nos introduce en el concepto de regeneración social, donde no es posible dejar
a un lado la necesidad de belleza en las cosas, en las relaciones, en las
personas, la necesidad de entrega de valor a cada acto humano ni subestimar la
enorme, poderosa ayuda de este Wabi Sabi que nos permite evolucionar, crecer,
reconocer y reparar.
Ingrid
Odgers Toloza
Concepción,
14 de junio de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios, se agradecen de antemano. Saludos