Ediciones Orlando, Marzo de 2013.
Karina García o La escritura para
desenmascarar
Karina García o La escritura para desenmascarar
por Ingrid Odgers Toloza
Más que una homologación del fruto de la encina esta obra se refiere a la nuez como el continente de la esencia, la búsqueda del pan que sacia ¿dónde está?, es la interrogante transversal en los textos de Karina García, donde la ardilla representa a la autora o representa a cada uno de los que integramos esta humanidad “civilizada” por europeos y controlada en la actualidad y ya, hace largos años, por el neoliberalismo con toda la cadena de esclavitud que significa en nuestra cotidianeidad.
Así como José Miguel Arguedas en el Sueño del Pongo, nos hace reflexionar sobre la condición inhumana en la que mucha gente se halla todavía sumida, expresada en diversas formas de explotación, discriminación y humillación sistemática, y que sobrellevan tal condición ante la indiferencia o complacencia del resto. Recuerda el intento desesperado de comunicarse del escritor peruano, observado en su novela Los ríos profundos, la experiencia histórica dentro de la cual se desenvuelve, donde el personaje y voz principal "Ernesto" nos relata su experiencia interna y la angustia expresada por el autor textual, es la angustia no sólo frente a la síntesis incompleta sino que, también, es propia de aquel desasosiego que provoca la constatación de la falsedad de la comunicación, una comunicación falsa que surge desde el encuentro de códigos que son paralelos, pero no sincréticos.(1)
Pasan por nuestros ojos lo público y lo privado, Karina abre el grifo del pasado, recuerda las desapariciones, la historia, un país desconocido, drogada: “…la poesía como la gran máscara…”, etc. e intenta abrir este mundo, escindirlo, indicarlo, exponerlo, descifrarlo antes de ser devorada. Hay un deseo y una urgencia. Señala: “…y el mundo parece decirme: descíframe o te devoro”.
Y vamos descubriendo: la tragedia de las residencias ambulatorias, significantes vacios, “…una dictadura dentro de la otra, cada uno en su mundo sin puentes…”, la cesantía feroz (vivida tantas veces por ella), la palabra transformada en el hogar, aprendemos junto con ella, que lo mejor no tiene techo, la choledad, donde refrenda su visión, su pensamiento latinoamericano, el sueño que Amerindia despierte y sí, es hora de negar la choledad. Renegar de lo cholo… porque es parte de la herencia colonial que en lugar de servir como rasgo de identidad, inclusión y autorreconocimiento, sirve para la segregación de las sociedades y culturas entre cholos y no cholos, entre los más cholos y los menos cholos, entre lo pituco y lo cholo, Luis Alberto Medina, peruano, dice: “debemos decir que todos somos cholos, uno en nuestra nacionalidad y todos en nuestra otredad, respetando nuestra heterogeneidad cultural, social y lingüística. Esta otredad debe ser intercultural e inclusiva; donde haya diálogo, respeto y alteridad. Es hora de matar-negar al padre hispano-opresor; a la madre india-oprimida-violada, al mestizo hijo-oprimido, cholo que cholea al más cholo o al menos cholo...”. La autora aquí expresa: “…al ocultar al otro, nos ocultamos a nosotros como un exilio interno lleno de patologías, enfermedad y muerte, pero también de sueños…”.
“… Choledad torrante chantako tinoco; una poética emergente….”
Encontramos en esta obra, la crítica a esta modernidad, lo absurdo, el desencaje y todo confrontado con la vida de la autora, su experiencia se desnuda con total honestidad, a veces como el crudo acero traspasa las venas y es que la realidad es fría, dura, cortante en nuestro Chile.
Para comprender el pensamiento de Karina García Albadiz, hay que leer Dictadura de la Luz, ensayo que integra esta obra, expresa: “Cuando alguien denuncia, tiene que nombrar, dejar de ser prudente porque parte de la barbarie es nombrar, pero, sobre todo, silenciar, invisibilizar. Han podido observar nuestro querido campo cultural. Metafísica de las buenas costumbres, disponibilidad sin tiempo ni espacio. La famosa razón argumentativa se nos vuelve producto que devine ajeno y hostil. Pensar que no hay una única forma de de dominación, tampoco una única forma de transformación. ¿Dónde están las prácticas concretas del no lugar? ¿Dónde está el carácter irreductible del conflicto o el hábil reconocimiento de la destrucción? Ganar las calles para encontrar la huella del otro en lo bárbaro, Así como la canción ofusca la potencia de la palabra (aunque hay excepciones), los congresos nos detienen con su visibilización violenta del contrato social. República, liberalismo, contractualismo. Sentados sobre dicotomías idiotas. Todo para que la dialéctica de Hegel nos considerara inmaduros y Kant nos sepultara en su famoso a priori.”
En Canto al Bicentenario: “…Ante tanta construcción del Estado y ese llamado a la unidad nacional, paseo por este puerto de palabras desagradables y me vuelvo con un enorme producto cultural sin recepcionar. Nuestros pensadores no consignados por la historiografía desaparecen ante todo lo gringo o europeo y todos nosotros somos transformados en un proceso vencido. Se apostó a ganador y nos fuimos alejando de los demás. El jaguar latinoamericano recorre el imaginario y no escucha.”
Y prosigue: “…En 1910, el parlamento dispuso de cinco millones de dinero de la época para celebrar el Centenario. ¿Cuánto dispondrá el gobierno hoy? El mismo banquete de la oligarquía para demostrar que Chile está a la altura de Europa: antes, el Museo de Bellas Artes, ahora el GAM (Centro Cultural Gabriela Mistral); la misma Dictadura de la Luz para la ciudad ilustrada, el mismo intelectual sintiendo nostalgia de los putos franceses; solo cambiaron a Foucault por Badiou. “
Es un paralelo de la vida y el acontecer del país, aquí se respira realidad, verdad, una fuerte crítica a la cultura nacional que produce desorientación, bruma inacabable que permite la no innovación, la falta de lecturas y pensamiento crítico, impide la participación y la equidad en el pueblo.
Vuelca su experiencia, toda ella, en pos de lograr una comunicación, aun sabiendo que Amereida no responde y que estamos todavía a la espera, presenta varias y sucesivas interrogantes y recuerda el pago de Chile en la persona de Mauricio Wacquez (2)
Un libro diferente, una visión extraordinaria, un golpe a la realidad.
Un consejo: No dejen de leer este libro, imperdible.
Notas:
(1) Miguel Alvarado Borgoño-scielo.cl
(2) Mauricio Wacquez (Cunaco, Chile, 27 de noviembre de 1939 - Alcañiz, España, 14 de septiembre de 2000) fue un escritor, traductor, editor y profesor chileno perteneciente a la llamada generación de los novísimos. Luego de haber terminado sus estudios en Chile, se trasladó en 1972 a España en donde publicó gran parte de su producción literaria y murió a causa del SIDA en el 2000.1 De entre su obra se destacan las novelas Toda la luz del mediodía, publicada en 1965; Paréntesis, publicada en 1975 y Epifanía de una sombra, el primer tomo de una trilogía que nunca llegó a terminar dada su muerte.
Quiero agradecer la reseña, entrar por José María Arguedas me parece acertado.
ResponderEliminarAbrazos
Karina