Te di la vida entera
Zoé Valdés
Título original:
Editorial: Planeta
Año publicación: 1996
Temas: Literatura : Narrativa
Finalista Premio Planeta de Novela 1996
Comentario
La autora nos relata la vida de Cuca, una adolescente que vive con su abuela en un pequeño pueblo y emigra a
Cuca conoce a quien será el hombre de su vida, y esto literalmente. Un amor a primera vista que la deja embarazada y desaparece.
Una inocente Cuca va a diario a esperar a su repentino y desaparecido amor al malecón.
Valdés en esta espera de la protagonista por su amado retrata la vida de su país, su gente, la política, los turbios negocios, los bailes en
Observaremos cómo erotismo y amor ácido se conjugan con garbo en sesenta años de vida de una niña-mujer cubana, sus amigas y la espera.
Amor y absurdo se entremezclan en esta novela que en más de algún capítulo nos sobrecogerá con una prosa rica, culta. Y esta misma prosa de la pluma de Zoe, nos enfrentará a multiformes personajes y a una diversidad de situaciones donde lágrima y risa se unen al compás de una historia socio-política peculiar y asombrosa.Todo a ritmo latino.
Es una obra tal vez lenta, descriptiva pero muy interesante.
Definitivamente quien busque únicamente entretención tendrá que indagar otros libros, otros autor@s.
“Habana, yo no sé si volverán aquellos tiempos, Habana, cuando buscaba la luna en el Malecón. Habana, cuánto anhelo regresar a ver tus playas, Habana, y volver a ver tus calles sonreír. Habana, a pesar de la distancia no te olvido, Habana, por ti siento la nostalgia de volver”.
" Y de una vuelta entera, la soltó y la obligó a que se luciera marcando el ritmo sola, conminándola a que moviera con entusiasmo el esqueleto. Pero
Ahora, suelta, apenas podía controlar su cintura, perdía el equilibrio, ninguno de sus movimientos era acompasado, su cuerpo se tambaleaba como un flan sin molde en un plato llano. Él se dio cuenta de que ella era zurda para el baile, y tomándola ligeramente por la cinturita de avispa, con la yema de los dedos, fue maniobrando el cuerpo de la muchacha, corrigiendo los pasillos, coordinando el meneo de las caderas, mostrándole cómo acentuar el garbo de los hombros. Y como buena aprendiz de sandunguera, Cuquita en seguida le cogió el tumbao, se le fue por encima del nivel, y de buenas a primeras, salió al mismo centro de la pista, desaguatada, descoyuntada, como si hubiera vivido del meneo toda su existencia. "
Ingrid Odgers
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