“.. va errante el canto / aunque la voz habla desnuda
/ combatiendo lo
humano / que encarcela y machaca…”
moldea
las formas absolutas / donde no haya jamás remedo de palabras…/”
“Poesía/ he rajado mi pecho / para desprender
la locura / del corazón que aun late y se desangra./
huye de mi letra maldita / yugo eres en mi
entraña y grito./ “
R. A.
Su primer libro individual fue publicado el año
2009 en España.
En El Nido, su tercer libro individual (Abril,
2012), Rossana se derrama ante el lector, refleja su vivencia como madre,
mujer, hija, creyente. Tal como César Vallejo, es el vivir en su radicalidad
integral lo que poéticamente problematiza, esto es la defectividad humana.
“…Sin que ninguno/ se
inmutara/ ante feroz desgarro/ como si
la noche /los hubiese penetrado/ con un falo enorme de silencio/ rajándome sólo
a mí de arriba abajo.”
Su obra
está cruzada por interrogaciones profundas, “dime Vincent ¿cuál es el origen
del grito, acá adentro?, ¿A qué
fin la llama ahogada de mi letra?, ¿A qué sabe el cielo?, ¿Qué locura de mar se
agolpó en tu garganta?, ¿Qué has hecho de mí, mísera palabra?
Emerge
de sus textos soledad y desgarro, carencia fundamental como inherente a la
condición humana, la decepción como un estar habitual, constante. Expresa la
poeta: “entonces/ por qué humedeces mi
pequeño mundo/llenándolo de sueños/ que han de morir destrozados/”, o
cuando dice: “yo, que fui hueso de letra /torcí
el destino de mi arcilla/ enarbolando un amor puro, / luego traición, agonía,
rechazo.”
Decepción y traición que encuentran su razón de
ser en las esferas de las relaciones que entabla con los otros/as, los demás
hombres y/o mujeres, la naturaleza, la sociedad organizada en definidos y
diversos modos. Decepción y traición que la devastan: “¿A qué fin la llama ahogada de mi letra?/ Sumo al infinito mi cicatriz
profunda, la dejo ser.” Pero hay más aun: “…dime Dios si este rostro
te huele a muerte/ porque me quema la piel/ tanta pasión en lo profundo/
“¡Oh!
destino sangriento/escalera del sueño sin peldaño/”.
Poesía pura, cristalina, fluye como gran
manantial franco, honesto, sencillo con singular manejo de lenguaje metafórico
y todo el dramatismo de la sinceridad que poseen las almas particularmente
sensibles y susceptibles al canto de los pájaros en su nidal, acostumbrada a
volver los ojos al cielo para embriagarse del Verbo al cual se aferra como una
sobreviviente.
Es un canto que arropa, canto que da pan, el
pan de la palabra viva encarnada en las venas de esta poeta de Chile, habitante
de una patria sin fronteras.
Pecado
“Solo
espero que la muerte me sorprenda/ cuando violo el pacto/ y acaricio este
íntimo secreto…/ Así mi alma pudiera alcanzar redención/ una sodomía delinque
mi cuerpo/ todas las noches a la sombra/ el abandono que corona y oprime. Dime
Dios ¿Quién acecha este espíritu?/ El día devora mi nombre/ el ocaso derriba mi
confianza…”
Ingrid Odgers Toloza
Nada me dijiste, veo que lo encontraste...
ResponderEliminarYo, también te quiero Ingrid.
Siempre te voy a querer, aunque me sangraras como los muchos. Tengo un lugar especial que resguarda mi espíritu, entonces me fortalezco y sobrevivo, en el amor universal con base en el precioso amor de la FAMILIA.
GRACIAS.
Ross