“Tengo pegado el espíritu al contorno de mi cabeza
me quedo ciego de mi mismo
con tantos ojos sueltos
mirando el rincón de mis pecados;”
(Capítulo III, Espacio e Identidad, - Alejandro Ananías)
Por Ingrid Odgers Toloza
Alejandro Ananías en su “Proyecto de Obras Completas”, mantiene en su poética el lenguaje, sencillo, sin rebuscamientos, con grandes dosis de ironía que nos transporta en este libro, a Lawrence Ferlinghetti, el último poeta beat, que fue la poesía en persona sobreviviendo a un siglo al que criticó constantemente. Un siglo al que extirpó. Ananías muestra en sus versos una mirada crítica al mundo circundante, su palabra exhala desencanto, lo palpamos en soledad, lo experimentamos vigoroso, en la hondura innegable de su palabra poética. Su trabajo muestra los errores y horrores que su atento y vigilante ojo de poeta observa en lo cotidiano. Extrae y purga el vómito del creciente consumo, la exponencial hipocresía. En el primer poema del capítulo denominado El Bostezo nos dice: “es la ley de la ciudad pequeña / cuando las culpas / y los desórdenes maritales / desaparecen en el matrimonio / del siguiente sábado / oportunidad perfecta para seguir apretando manos / para que la abnegada compañera / luzca su mejor vestido / que de seguro /será comentario obligado/en la peluquería de día lunes…”, a su vez, declara la falta de profundidad de las relaciones, ambas acciones: extracción y purgación, las efectúa con su ya característica palabra reflexiva, firme, certera que denuncia incomprensión y carencias de la sociedad actual como ningún otro poeta en el Chile de hoy. Tiene un estilo propio, libre, independiente, alejado de los moldes clásicos y manidos, desapegado de estructuras archiconocidas, y reglas que aprisionan, “escribe como él quiere” y ahí radica su peculiaridad, corresponde a la voz del poeta de los nuevos tiempos en el manejo de los grandes temas universales: desamor, desencanto, angustia, incomunicación, denuncia. Su trabajo literario se mueve entonces entre el verso beat y la antipoesía sin encerrarse en ninguna de las dos vertientes.
La antipoesía es una poesía que expresa las vivencias del hombre masa, o el hombre de la clase media en un sistema capitalista y como sabemos, la generación beat es la de los derrotados. La generación Beat -cuyos miembros han acabado siendo conocidos como beatniks- es un punto de referencia ineludible para comprender todos los movimientos sociales e intelectuales posteriores.
(El término ´Generación Beat´ tuvo sus orígenes con John Clellon Holmes y Jack Kerouac que describían así a la gente de su edad que vivía en Nueva York a finales de los 40´s). El término ´beat´ viene de ´beaten down´ (derrotado), reflejando la desesperación frente a una sociedad barrida por la depresión económica, la segunda guerra mundial y la amenaza de la bomba atómica.
Hoy la desesperación viene por causa de otras heridas como son: la incomunicación, incomprensión, consumismo, etc.
Al poeta Ananías, la falsedad existente en el materialista mundo real le hace escribir: “es el hombre feliz, buscador de adrenalina / más allá de su gigantesca parcela / buscador del oro aceitoso que lo relaje / al dormir en las noches de aburrimiento / junto a su mujer / de martes a domingo / con el televisor encendido” o, cuando al expresar:
“…ese aspirante/ que al pasar frente / al prostíbulo/ siente entre un miedo y una comezón/ en la base de un escroto / acostumbrado ya/ a actuar mecánicamente/ (por mas agüita que le eche a la plantita)…” retrata uno de los recursos más utilizados en su obra, la ironía.
Su creación poética, no está exenta de crítica social, en la segunda parte del libro, “Acuarius”, el poeta habla:
Eso que llaman soledad / vendiéndose/ con descuento en las farmacias / YA NO EXISTE / eso que llaman soledad ahora fornica/ en los prostíbulos virtuales / esperando el super orgasmo/ discurseado / por el Dios de los plásticos; / el Dios de los plásticos.
O expresa: “Nunca faltan los cuervos/ con sus discursos de vocación de servicio público; / nunca se quedan sin responder/ pregunta alguna/ salvo cuando les piden interpretar/ el significado de la bandera multicolor…/”
Nos encontramos con una crítica a la religión, que de tiempos inmemoriales ha sido deformada y ha predicado un Dios castigador. Todo absolutamente contrario a la realidad del evangelio, en especial al Nuevo Testamento que evidencia el amor de Dios para todos por igual, sin distinciones, ni de raza, ni sexo, ni condición alguna. Encontramos estos versos de Alejandro:
Buscando identidad, los lectores del gran libro/ vuelan como globos/
en el nombre del Maestro/ guerreando con esos otros globitos anónimos/
que les atraviesan en el gran vuelo/ de la manipulación crucificadora/.
El poeta registra su decepción por la falta de amor de la iglesia, esa falta de caridad, compasión de la sociedad, que pone literalmente: “la soga al cuello”. Percibimos como el exceso de carencias y falencias del entorno y sus normas a veces incomprensibles y lacerantes, se combate con la Palabra, cuyo ejercicio diario nos resulta consolador junto a la soledad a la cual el poeta (casi todos los poetas), se auto obliga como forma de protección e introspección en busca siempre de la verdad y la armonía, elementos sin los cuales es imposible escribir para emitir el grito de la impotencia o el bostezo de la fatiga por ese eterno andar entre implacables espinas.
La obra de Alejandro es extensa, prolífica, hay tanto más que decir sobre ella, sin embargo, los dejo con algunos poemas. El libro emprende el vuelo y el lector tendrá su propia opinión.
IV Capítulo: Cristo de los cementerios - Parte I
El Cristo de los cementerios es un silencio respetuoso
a las manos heladas de la señora azul
un respeto que los vivos pierden rápidamente
extra-campo-santo,
buscando calor y color en otras sangres
a veces ennegrecidas por el trámite de construir vida,
otras, rosadas por la ansiedad de empezar a tramitarla;
un silencio hipócrita de viuda con bouquet en oferta
una viuda atrapada por un negro
que no le permiten eliminar
( los vividores adoran el negro );
los vividores quieren mas y mas hipocresía
en el camposanto
para borrar la extraña idea de algunos
de que Cristo no flota solo
sobre los ataúdes de los soñadores;
vividores astutos, con astucia de ajedrez,
respetan el silencio porque también sueñan,
fuera del cementerio
a espaldas del Pater
para no perder resurrección ganada
en los funerales sociales de discurso y corbata.
V Capítulo- Cristo de los cementerios – Parte II
La soledad mía contra la alegría ciega
de los brazos con reloj pulsera
esa alegría de fruto inmaduro, ya reseco,
con destinos enfilados solo a la gula y a la otra gula;
dura batalla de una soledad extraña
con vigilias normales esperando un sueldo de esperanza
esperando un milagro que no llegará
el embrión atrapado impedirá
soñar pensamientos libertarios
mientras duren las monedas ganadas
en la distracción de las horas;
soledad mía, fruto maduro de ternura
caminará todavía muchos asfaltos
recorriendo lo predestinado para quienes hicieron pacto
con fantasmas y ruidos invisibles;
soledad aislada, asfixiada por espejos maltratadores
violentada por los adoradores de la alegría reseca
que solo traga y traga agua ajena
dejando tan poco destino
tan poco margen de camino
para un engendrado que comienza a buscar
nuevas salidas de un cráneo demasiado consecuente.
VI Capítulo - El Cristo de los cementerios – Última parte
¿Cómo se mueren los poetas?
de pena te lo digo hermano viento
y de un sufrir silencioso anclado
en la porfía de los poemas puros;
esos poemas, capaces de llevarte a la tumba
donde te canten y te recen
por el intento demente de beber verdad;
esa demencia afiebrada, incapaz de controlar
el verbo carne que canta a las musas
vestidas de blanco de celeste
y turquesa astuta para esconderse
en los mares donde el hombre común
flota en barcos apropiados para la cacería
de mas hombres comunes como él;
hombres comunes, jamás oirán el canto
de una musa pálida celeste
jamás verán el mar con ese color ambivalente
entre esmeralda y verde lechoso;
los poetas se mueren solos,
los comunes están ocupados
cazando hombres felices.
VII Capítulo - Implícito
La duda chica cabe demás en el cráneo dudoso
pero molesta tanto
como una mosca buscando mierda.
…
La duda grande sirve para descansar de la chica
cuando el brazo derecho se duerme
y el izquierdo se da cuenta.
…
Esa Biblia negra encima de la mesita
me mira provocadora
me guiñe un ojito
y me cuelga una soga al cuello.
RESEÑA
Alejandro Ananías Saavedra. Concepción el 6 de febrero de 1962. Ingresa a la carrera de Ingeniería Civil Química en la Universidad de Concepción, obteniendo el titulo en 1986. En 1990 obtiene un diplomado en Administración y Finanzas en la misma casa de estudios. Hacia el 2002, ingresa a la carrera de Sociología, estudios congelados al día de hoy. Es además un apasionado pintor surrealista, inspirando su proyecto plástico en la obra de Matta. Parte de su material poético es posible encontrarlo en diferentes portales de la red Internet. Libros Publicados: Linternas del día, Ediciones Escaparate, 2003. Clínicamente probado, Mosquito Comunicaciones, 2006. Mitología Subterránea, Ediciones Mantra, 2008. Viaje Psíquico, Ediciones La silla, 2009. Proyecto de Obras Completas, Ediciones La silla, 2011.
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