PRÓLOGO
Delirio de mi sangre, es una novela romántica ambientada
en el siglo diecinueve en la bella Italia. Tiene un alto contenido literario y de ficción
mezclado con hechos históricos y verídicos. La autora utiliza un lenguaje
claro, de fácil comprensión, puede ser excesivamente complejo para personas “no
lectoras”. Sin embargo, su real complejidad radica en la
temática, el incesto. Sabemos que no faltará quien se asombre por el
contenido de esta obra, realmente hay que tener muchas lecturas y
amplitud de criterio para comprenderla.
Para recordar, diremos que el incesto (del
latín incestus, es decir, '"incasto", "no casto") es la
práctica de relaciones sexuales entre individuos muy próximos en consanguinidad
(parentesco biológico o consanguíneo; se califica indiscutiblemente de incesto
en todas las culturas a las relaciones sexuales entre madres e hijas o hijos o
entre padres e hijas o hijos o entre hermanos y hermanas, abuelos y nietas o
nietos, abuelas y nietos o nietas y así todos los ancestros consanguíneos con
sus descendientes (no importa el sexo del familiar al fin siempre será
incesto); también, aunque en muchas culturas se consideran incestuosas las
relaciones sexuales entre tíos o tías y sobrinos o sobrinas, mas relativamente
poco justificado biológicamente, también se llega a considerar, en algunas
culturas, incestuosas las relaciones sexuales entre primos y primas
consanguíneos. Por razones culturales, entre los seres humanos también se
califican mucho más laxamente como incesto incluso las relaciones sexuales
entre parientes políticos muy próximos (suegros y nueras o yernos, suegras y
nueras o yernos y, en menor medida, cuñados y cuñadas).
A pesar de la reticencia de algunas personas, (claramente, las relaciones impropias entre familiares
cercanos son innombrables) este tema fue abordado por
grandes autores tales como Vargas Llosa en “La tía Julia y el escribidor”,
en Cien años de soledad de Gabriel García Márquez y en
la novela El siglo de las luces de uno de los escritores
fundamentales del siglo XX en lengua castellana Alejo Carpentier, a
su vez en Cecilia Valdés de Cirilo
Villaverde o Cumandá de Juan León Mera.
En “La tía Julia y el escribidor” de Vargas Llosa trata
de la vida del joven Marito o Varguitas’ y sus relaciones con su tía Julia.
En Cien años de soledad, publicada en 1967, tenemos: Amaranta
Buendía, una de las hijas de éste matrimonio se enamora perdidamente de su
sobrino Aureliano José, y aunque en la novela nunca es claro si tienen una
relación o no el solo sentimiento, crea una relación incestuosa o el caso de
Amaranta Úrsula, hija de Fernanda del Carpio y Aureliano Segundo, se enamora
perdida y apasionadamente del que cree su hermano pero es su sobrino Aureliano
Babilonia, estos al engendrar una creatura con cola de marrano ponen fin a la
estirpe Buendía y cumplen la maldición con la que todo empezó y tuvo que
acabar: la terrible maldición del incesto. En El siglo de
las luces de Alejo Carpentier, publicada en 1962,
encontramos a los primos Sofía y Esteban, ricos y solitarios, unidos en una
relación carnal.
En Cecilia Valdés del escritor
cubano Cirilo Villaverde, entrega una novela romántica- histórica que
proyecta la sociedad cubana del siglo XIX donde la hermosa mulata
Cecilia, ignora que es hija ilegítima del rico español Cándido de Gamboa, y
Leonardo, el hijo de don Cándido, sin conocer esto, se enamora de ella y la
convierte en su amante. Cecilia Valdés fue publicada la primera
parte en 1839; y su versión definitiva en 1882.
En Cumandá de Juan León Mera,
escritor ecuatoriano, una obra de romanticismo e indianismo, tenemos a Cumandá,
joven indígena enamorada de Carlos y hermana de él. Novela publicada en 1878.
Como podemos observar ya desde el siglo XIX había un
interés por la temática del incesto, no existe razón entonces para asombrarnos,
para espantarnos en este siglo que una autora joven, en
su primera novela se atreva con el tema y libere mediante la
literatura las sensaciones, reacciones de sus personajes conforme a la época en
que se desarrolla su obra, el siglo XIX.
Ahora bien, recordemos, el romanticismo es
un movimiento cultural originado en Alemania y en el Reino Unido a
finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo
de la Ilustración y el neoclasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos.
Delirio de tu sangre, es una novela cargada de romanticismo, ansias
de libertad y de amor se traducen en un espíritu de rebeldía, sentimiento de
soledad y de resignación al sufrimiento, exaltación de la imaginación y del
sentimiento, el romántico/a muestra su valor en la firmeza de sus sentimientos.
Por otro lado, la imaginación de la protagonista le pone alas al
sentimiento amoroso. En fragmentos Delirio
de mi sangre, nos trae a la memoria “El niño que enloqueció de amor” de
nuestro Eduardo Barrios, publicada en 1920, en otro contexto, en
otra época, con toda esa angustia que sobrepasa en la medida que nos adentramos
en la obra narrativa. Se navega en aguas de obsesión, tristeza, culpa, deseo,
miedos, interrogantes, expectación constante, con una gran diferencia: el
erotismo y la pasión que aborda Karina Sagredo en su Delirio de mi sangre, el deslumbramiento de la protagonista principal por la sangre, SU
SANGRE, conmueve. Sangre que significa VIDA o quizás, el deseo de vivir el
amor intensamente, frenéticamente. O tal vez, que la quimera envuelva un gran
amor. Un amor inolvidable, eterno.
KARINA SAGREDO podría ser
nuestra Mary Shelley, la autora de Frankestein, obra publicada en
1818, casi doscientos años atrás, sino fuera porque desde su ventana, lo que Mary Shelley veía
esencialmente eran tumbas y cadáveres. Su vida estuvo asociada a los
cementerios desde la infancia. El tiempo en que vivió fue el de los ladrones de
tumbas, que trabajaban clandestinamente para proveer de cuerpos a médicos y
anatomistas. Esto, antes de 1832, cuando se sancionó el Acta de Anatomía, que
entregaba a la Medicina los cuerpos de indigentes o muertos en asilo que nadie
reclamaba.* De niña, como la mayoría de los chicos, Mary tenía su
lugar de evasión. En su caso era el cementerio de Saint Pancras, donde estaba
enterrada su madre. En oposición, Karina vive
en una casa común y corriente, en un barrio común y corriente de Talcahuano,
Concepción, en pleno siglo XXI. Y así y toda nuestra modernidad con tecnología
incluida, ella ha sido capaz, inteligentemente de crear una obra ambientada en
otra época, muy bien escrita, no carente de estudio, lenguaje templado, sin
ambigüedades, con un tema central no exento de polémica que causa interés y una
natural expectación.
Ingrid
Odgers Toloza
Escritora
y crítica literaria
Nota: * Esther Cross.
Concepción, 29 de septiembre de 2015.
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