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viernes, 9 de enero de 2015

Ecos errantes Lorena Rioseco Palacios



PRÓLOGO
Ecos errantes
Lorena Rioseco Palacios
Ediciones Orlando, 2015


“Vacía está mi mente  y pesado tanto, hueco está mi corazón y ¡he querido tanto!, errante y siempre errante sintiendo el cansancio de un existir que ha vagado tanto”


                                                                                                             
Teresa Wilms Montt


Esta pequeña niña-mujer de papel, hablante lírica, entre soldaditos de metal u hombrecitos de papel, se mueve en esta obra desde una estética de la decepción. Es así que la poeta expresa:

Al fin y al cabo, /vivimos sin historia ni origen, / suspendidos en Fragmentos Pobres,/ Enmudecidos en Gritos de Guerra,/ en Banderas Arriadas,/ en Poetas fascinados frente al espejo, / en seres de Patrias de polvos de algodón…Anulados, Nulos, /sin una mano que estrechar/, sin utopías viviendo como animales …/
En  historia de pasos, la condena, la pena se hace evidente en cada texto, toma la figura del desamor, la alza, la arrastra la empequeñece y agiganta a la vez, sin ningún ataque de piedad, hay una realidad cruda que se des amordaza, en algún momento, nos recuerda a “El amor en los tiempos de cólera”, de García Márquez, con la gran diferencia que aquí no vemos un final, menos, feliz.
Este texto, es una inmersión en el desencanto extremo, una mujer que ama, suplica, ruega, y batalla entre espera, decepción y condena.
Encontramos oposiciones  tales como: alegría/tristeza, recuerdos/olvidos, certezas/incertidumbres, salud/enfermedad, paz/guerra, fidelidad-traición.
Se podría afirmar que la posmodernidad es, como dijo Bernardo Ezequiel Koremblit del humor, una estética del desencanto. Predomina lo individual sobre lo social; lo psicológico sobre lo sociológico; la comunicación sobre la politización; la diversidad sobre la homogeneidad; lo permisivo sobre lo coercitivo. Desde la contra-cultura de los 60 –que podemos considerar "años bisagra"- y desde la subversión en los 70, se pasa a un eclecticismo cultural, hacia el anhelo de una vida más simple, donde los discursos revolucionarios quedan atrás. Se toleran más las desigualdades sociales que las prohibiciones en la vida privada. Efecto obvio de la neo liberalización de los mercados.
Milan Kundera, exponente de la posmodernidad en la literatura actual, escribe: "Pienso, Luego, existo" es el comentario de un intelectual que subestima el dolor físico. "Siento, luego existo" es una verdad propietaria de mayor validez. La razón ha cedido el cetro a la detonación del sentimiento y de la subjetividad. También en las relaciones personales el individuo posmoderno renuncia a los compromisos profundos. La meta es ser independiente afectivamente, no sentirse más frágil que lo que se es. El medio para conseguirlo es lo que se ha llamado el sexo frío (cool sex), orientado al placer breve y puntual, sin ambiciones de establecer relaciones excluyentes ni duraderas. De esta forma el desencanto continúa in crescendo en la barca de un individuo posmoderno que está permanentemente rehuyendo de compromisos profundos. Y no deja de estar vívido y sobrecogedor en estos Ecos errantes.
Desde el punto de vista dramático e incluso catártico, el desamor y sus visiones, marcadas estas por términos como soledad, desesperanza e individualidad, hace su recorrido por todas los segmentos de este libro: Giros, Historia de pasos, Aventureros, los Haiku, Cuentos y microcuentos.
Lorena Rioseco o su hablante, es una mujer sola (o solitaria), a la espera del amor empapada de soledad, tristeza, nostalgia, desencanto y oscila entre una especie de mujer fatal cargada de sentimientos contradictorios, como si el delirio de la tragedia acercara a sus íntimos y les ampliara la percepción sobre sus estados de ánimos. Lo expresa ya en el epígrafe: Vacía esta mi mente y / ¡He pensado tanto! Hueco mi corazón y ¡he querido tanto!
Palabra poética de la gran y trágica Teresa Wilms Montt, desde los inicios tenemos la luz que ilumina estos versos y cuentos ¿o las sombras? Usted lector/a, lo decidirá. Hay una estela de Wilms Montt que de pronto aparece y hace sus guiños con esa característica locura y adhesión a la muerte, a la tragedia, a lo posible de lo imposible o a la imposibilidad de lo posible. Como decía anteriormente la poeta o su hablante, oscila entre mujer fatal y niña-mujer desamparada. Por momentos la locura y desvarío de la vida de Bombal emerge en estos versos y cuentos: amor, celos, venganza, traición, muerte. Son breves instantes pero no pasan desapercibidos. La locura de Dalí y  de poetas surrealistas alumbra algunos de los textos.
Como sea, está presente la estatua en abstinencia en el círculo de una  fingida vida, abandonada de luna por un cariño malo, cuya piel no olvida entre higos y magnolios.
Una ambivalencia que vuela mordiendo miedos y mucho más.

Ingrid Odgers Toloza

Escritora-editora





Ecos errantes

Ecos distantes
Buscan oídos
Que oigan su historia
De mundos errantes
Ver desde uno
Desde otro
Desde muchos
Compartir el camino
Ser una y mil almas.


Mundo light

No sé qué espacio ni qué tiempo
es el que cubre mis horas
No sé si se sabe mi alma su ser
Suerte de olvido
Suerte de lo etéreo
Suerte echada a la suerte
Suerte si apuesto
Suerte si me dejo estar
Suerte si me dejo libre
Suerte si aterrizo
Suerte si despego
Suerte de expresarme
Aunque sólo sea

            para desordenar lo ordenado.

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