NOTA DE CINE

SLUMDOG MILLONAIRE en original

¿Quién quiere ser millonario?

O la Otra cara de Bombay

por Ingrid Odgers

Jamal (Dev Patel) y Latika (Freida Pinto), protagonizan esta película  junto a dos aprendices  de actores: Azharauddin Mohamed Ismail y Rubina Ali (que aún viven en Bombay),  nos conducen  por los paisajes de una Bombay derruida por la pobreza y la  violencia.

Algunos cometarios dicen que  Jamal decide participar en un concurso, pero la realidad es que sólo  la casualidad, lo lleva hasta el set de televisión. En su vida todo es azar, hado de sufrimiento,  senderos de perpetua lucha por la sobrevivencia en un mundo que no es para niños, menos para niños débiles.

Jamal y su hermano mayor Salim escapan a la nada luego de la muerte de su madre, encuentran a Latika en la tormenta del desamparo, quien se une a padecimientos e inventivas para suplirlos. Más tarde el joven Jamal gana un concurso televisivo respondiendo cada pregunta al rememorar pasajes atroces de su vida. ¿Contradicción del destino o milagro?

Usted puede decidirlo.

Ser millonario en esas circunstancias parece una broma cruel.

“Slumdog Millionaire”, dirigida por Danny Boyle, nos hace co-protagonistas de los correrías de dos hermanos huérfanos, hermanos del dolor, el sufrimiento, el amor y la derrota junto a una música que marca tensión y pausa con la misma vigorosa armonía y el ímpetu que traslada al espectador a un mundo obviado y/u olvidado: aquel que se mueve en los subterráneos de los aparentes  milagros económicos y que brilla hasta incendiar las pupilas, con la brutalidad, el hambre, la explotación de mujeres, niños (as). 

El desamparo queda pegado en la piel, es inevitable.

Desde la estética de la miseria, la contradicción y el hado, Danny Boyle nos trae una película grande y hermosa, grotesca y exquisita.