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«Leer sin meditar es una ocupación inútil». Confucio

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martes, 22 de mayo de 2007

ALEJANDRO ANANÍAS SAAVEDRA-CONCEPCION

Diferencia

Ella observa los atardeceres dichosa
Yo miro curioso las cantinas vacías
Ella abraza el amor cariñoso
Yo busco ternura en el cementerio
Ella grita de espanto al verse sola
La soledad es para mí una aliada
La muerte para ella es un ritual
a cargo de sacerdotes
para mí es una herramienta de trabajo

En lo que si coincidimos es que
a ambos nos encanta la Coca Light


NOTA BIO-BIBLIOGRAFICA

Alejandro Ananías Saavedra nace en Concepción el 6 de febrero de 1962.
Ingresa a la carrera de Ingeniería civil Química en la Universidad de Concepción, obteniendo el titulo en 1986.-
En 1990 obtiene un diplomado en Administración y Finanzas en la misma casa de estudios. Hacia el 2002, ingresa a la carrera de Sociología, estudios que mantiene congelados al día de hoy.
Ha editado un libro en forma independiente: “Linternas del día“ con ediciones Escaparate, su segunda obra, “Clínicamente Probado”, editada por Mosquito Comunicaciones.



COMENTARIO LITERARIO

Si damos por entendido que se llama literatura al conjunto de obras creativas (orales o escritas) que nos ponen en contacto con los hechos realizados por los seres humanos así como con el espíritu humano, con la complejidad de su psicología y de su vida, sabemos que a través de la literatura podemos llegar a conocer mejor a las personas y a los pueblos, acercándonos más a nuestro mundo. Es de esta forma que nos acercamos al poeta Alejandro Ananías, en sus versos coloquiales y descriptivos del paisaje en su exterioridad e interioridad, apunta por cierto (así lo comprende el lector), a reflejar el universo más representativo de nuestra época, el de la soledad y la incomunicación en la pareja humana. Hay un don innegable en quienes practicamos la escritura como una herramienta sanadora y liberadora de los demonios que nos asaltan ante la brutalidad de los acontecimientos cotidianos: desamor, hastío y desencuentro o como la expresión de las álgidas aguas del conocimiento interior adquirido por el puño de las sombras, quizás, conocimiento otorgado por la mano invisible del Dios Supremo para cumplir un destino que muchas veces no es deseado. Alejandro lo asume y lo registra.

En sus versos “ella abraza el amor cariñoso / yo busco la ternura en el cementerio/. Registra la diferencia con la más honda e inflexible convicción, porque el hablante nos dice: “ella busca la vida” en tanto observamos, él es atraído por la muerte (extinción), palabra comúnmente asociada a destrucción o desánimo o desencanto conforme sea la visión del receptor(a). ¿Qué puede ser más feroz que la soledad interior que caracteriza al poeta, herido por la realidad que se nos revela? Es aquella la que como un aguijón levanta indefectible la intensa o profunda certeza de buscar la palabra como la balsa que nos salve del naufragio y debe ser de esta forma porque es infructuosa la búsqueda en otros elementos que se nos dan con facilidad en el entorno social. El poeta desarrolla el poema con una simplicidad pura, verdadera, y en humildad expresa el valor poético, exento de mancha, oscuridad o sombras. Sinceridad enunciada cuando nos dice: “la soledad es para mí una aliada”.

¿Qué poeta no busca y rechaza la soledad como una contradicción trascendental enraizada en las vértebras del sino poético? Alejandro plantea la soledad como una necesidad y esta soledad a la vez queda manifiesta como una incomunicación insoportable que es liberada por el poder misterioso del verso. Ananías trabaja con la muerte “para mí es una herramienta de trabajo”, asociada a la incomunicación, la busca, la confronta, interpela y desahucia con extremo desencanto. “En lo que coincidimos es que/a ambos nos encanta la Coca Light”. El hablante encuentra el extremo de la balsa salvadora, el punto de convergencia de su interioridad con la exterioridad (ella, la otra). Y de esta manera logra que el poema sea recepcionado por el lector con un dejo de consolación. La poesía como expresa Octavio Paz, “es de soledad y comunión” / “asusta una soledad y aleja una tristeza” y Alejandro moviéndose en el tono o modulación de los poetas chilenos, Parra y Bertoni (no es inadvertido el sutil golpe de ironía), lo deja en evidencia en este poema sin "dejarnos" indiferentes. Diferencia e indiferencia, paradoja ineludible en esta aventura llamada creación poética.


Ingrid Odgers Toloza
escritora, poeta y narradora






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