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«Leer sin meditar es una ocupación inútil». Confucio

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sábado, 19 de mayo de 2007

NARRATIVA de Gonzalo Contreras



EL NADADOR
(Alfaguara, agosto 1995)

Parece imprescindible destacar la definición de la palabra “ciencia”, para iniciar esta nota.

Ciencia: Estudia las propiedades de la materia y de la energía, considerando tan solo los atributos capaces de medida.



Max, nuestro protagonista, es un físico, por tanto un científico, un hombre de ciencias, y no puede sustraerse a este hecho. La faceta de científico lo acompaña no sólo en la universidad, donde trabaja, sino que también al llegar a su casa.
Un científico que además ha obtenido medallas por sus logros de juventud como nadador, la natación es un deporte que lo acompaña toda su vida, hombre casado con depresiva, mujer adormecida por el litio, adicta a los somníferos, mujer de periódicas visitas al siquiatra (lujo que no muchos pueden darse), mujer, en definitiva acostumbrada a levantarse para vestirse y prepararse a dormir, algo típico adherido al concepto de la mujer nacida en clase alta. Hombre envuelto en una maraña de triángulos, de doble estándar, tan recurrente en la vida actual y perfectamente retratado en esta narrativa. Es la relación Max-Alejandra pero también es Max-Bibi, Max-Virginia, y nuevamente Alejandra. El protagonista olvida que ya no es el campeón sudamericano juvenil de los 400 metros libres. Incomunicación, monotonía e ironía se conjugan en esta novela que atrapa desde el comienzo con un narrador en tercera persona que se desliza en racconto, diálogos y monólogos internos. Narrador que efectúa una exhaustiva mirada a las relaciones, diríamos hasta la extenuación.

Indagar su vida, su interior y como lo afectan o afectaron sus relaciones afectivas o físicas es tal vez la investigación más importante en la rutina de Max, el macho, el hombre dominador, suficiente, capaz de todo, inmerso en un juego de seducción que lo lleva directo al vacío, a la otra soledad, a la más inexplicable soledad. Veamos como Max (típico hombre chileno), se derrumba.

En definitiva, ¿Quién es él?


Es el científico-nadador, quien como si estuviera en un laboratorio analiza su vida, escudriña el comportamiento de su esposa, amistades, su entorno, las relaciones y esta exploración se realiza en una atmósfera de rutina, de monotonía. El relato es descriptivo, realizado con peculiar minucia, a ratos con espesa añoranza. Es en estos raccontos donde el lector se interioriza de los pormenores que rodearon la vida de Max y Alejandra antes del inicio de la narración, los recuerdos se suceden hasta desentrañar el misterio, misterio que a nuestro juicio, se provoca exclusivamente por la incapacidad de Max para ver que Alejandra puede desbaratar el mundo, SU MUNDO, el de ambos, el mundo en el cual no suceden cosas extraordinarias o cuya roca está instalada sobre la arena, si pensamos en la tradicional enseñanza bíblica, pero de lo que no cabe duda y que marca al lector es que aquel / aquella que cree ser indispensable para otro ser humano, comete un grave error, más aún, si se desplaza en forma cotidiana en el cuadrilátero de la hipocresía, el engaño, el piso movedizo de lo falso, de lo ficticiamente normal (apariencias) o de quien se mueve como pseudo-actor en la pantalla de cristal oscuro.


No por nada esta novela obtuvo el auspicio del Fondo del desarrollo de la Cultura y las Artes, aborda una temática interesante donde los desencuentros proliferan como sucede en la vida real y tiene un final impredecible para el lector, un final que sorprende y conmociona. Es un relato claro, bien escrito y agrego, si la tesis del autor fue mostrar la fragilidad de las relaciones, lo consigue con creces.

¿Quién, que no haya sufrido el zarpazo de un amigo/a, puede no sentirse identificado?


Sin embargo, tengo que aclarar, el tema perfectamente podría haberse tratado en menor cantidad de páginas, el narrador se extiende demasiado en un desgranar de situaciones, que para efectos del buen término de la novela son innecesarias. Reitero, largos relatos de situaciones pasadas, descripción de relaciones de familia, hermanos, amantes, etc. Relatos del pasado cuya ausencia no hubiera afectado el contenido y, el desenlace sorpresivo quizás se hubiera apreciado con mayor agrado. Medito, efectivamente, no hay duda alguna, se retarda demasiado la resolución, se cae en una extensión banal. Buena novela, pero como todas las cosas, perfectibles. El nadador tarda más de la cuenta en llegar a la meta. Si decimos esto no estaremos para nada equivocados/as. Y temo, no sin razón, ser demasiado reiterativa.


NOTA BIBLIOGRAFICA
Gonzalo Contreras (Chile, 1958). Ha publicado el libro de cuentos, La danza ejecutada(1986), reeditado en 1994. En 1991 su novela La ciudad anterior, ganó el premio de la Revista de Libros de El Mercurio, la misma novela obtuvo en 1992, el Premio Municipal de Santiago, ha tenido numerosas reediciones.


Ingrid Odgers Toloza

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